“Roza el viento en tu oído,
Aparecen los fantasmas mortales,
Se siente el naufragio del corazón,
Guardan silencio las palabras,
Renacen nuevamente las lágrimas,
Entre soledad y nostalgia Persefone reaparece…”
Persefone 9,2.
“Tú, únicamente tú puedes hacerme volver a la realidad. Quiero que vuelvas a mi, te he echado demasiado de menos, necesito que vuelvas a mis brazos, quiero que tus brazos me rodeen, que tus hombros enjuaguen mis lágrimas, quiero que vuelvan tus palabras a resonar en mis oídos, quiero que tus ojos vuelvan a mirarme, porque te puedo asegurar que te echo tanto de menos!! Pero tanto!!!, me duele tu ausencia, me sigue doliendo el corazón, aún hoy, me sigue doliendo, y quiero recuperarte, porque ya no puedo más, pensé que te olvidaría, que dejaría de amarte, que dejaría de doler en algún momento, pero mírame, me sigues doliendo, me sigues doliendo tanto que he muerto, y no sé cómo resucitar, no lo sé, sólo quiero que vuelvas, es tan difícil eso?, yo solo quería amarte, yo solo quería que me amaras, y te vi, allí, y tus ojos, tus ojos me miraban, mientras tu boca me mentía, palabra a palabra me diste la muerte…aún así, necesito que vuelvas, no importa que me mientas, no importa que vuelvas a mirarme con aquellos ojos, ni que me voltees la espalda, no importa que tus labios al besarme vuelvan a mentirme, ni que tus manos al acariciarme me engañen, no importa que tu corazón no lata al mismo tiempo que el mio, no me importa nada, mientras vuelvas a mirarme una sola vez, mientras mis dedos puedan acariciar tu rostro una última vez, después déjame morir, porque ahora soy un caparazón muerto, haya tenido que viajar al infierno o más allá de toda lógica, aunque no tenga sentido lo que quiero, aunque todo sea un sueño, aunque todo sea una mentira, pero ven una última vez a mi lado, antes que el último latido de mi corazón decida la hora definitiva de desaparecer de este mundo…
-Has leído esa carta tejedora?
-Sí…
-Y qué piensas hacer?
-No puedo hacer más que conceder su deseo…
-Y qué sea el último latido?
-Eso me temo…
-No hará trampas?
-No puedo…(-su lágrima centellea, se derrama…)
Has venido…era el pensamiento ilógico de aquella mujer, allí frente a ella, estaba él, una vez sus ojos se miraban, se enfrentaban, ella, los cierra fuertemente, poco a poco inicia una inspección del rostro anhelado, tanto tiempo sin tocarlo…sin que ese dolor volviera a partirle el corazón, sus dedos como antaño, dibujan su rostro, en ese lento caminar por él…sus cejas, el pelo acariciando su frente, aquella nariz que en otro hubiera resultado excesiva, pero que en él, era perfecta..aquellos labios, que al rozarlos, sus dedos tiemblan, los nota secos, fríos, y desliza una vez más sus dedos por su cuello, las lágrimas lo están regando al igual que el de ella, sus ojos intentan entreabrirse para observar aquel rostro amado, y sigue ahí, bajo sus dedos, bajo el pensamiento, bajo el dolor, él sigue allí, y tras las lágrimas ve como sus labios forman palabras, no importa si son o no ciertas, lo único que importa es que está allí, y que apenas sus piernas la sujetan, y vuelve a empaparse de su imagen mientras sus dedos van desnudando a aquel que siempre amó, al único hombre de su vida…tocando centímetro a centímetro su piel, nuevamente cálida para ella, sintiendo tras su piel el latir de la sangre, escuchando su respiración agitarse con cada caricia, sintiendo como las lágrimas también mojan sus dedos, mientras su corazón paso a paso va cayendo, se va muriendo, va dejando de latir…pero él está allí…ella le sonríe, como a él le gustaba, desde el corazón desde el alma…dibujando en su mente ese último momento, apenas sus oídos empiezan a ser consciente de lo que él murmura: te quiero…te amo…te necesito…perdóname, perdóname…una y otra vez, pero ya no importan sus perdones, ya no importa nada, él está allí, después de tantos años, después de estar vagando en la vida como muerta, él está allí, ha vuelto a verla una última vez, a mentirle, por pena, por lástima, ella lo sabe, pero está allí, y nada importa, nada importa, porque él, él por fin ha hecho algo que no es egoísta, ella sabe que vive con…sí,con su verdadera mujer, desde el mismo día que se fue de su vida…pero no importa, vino a concederle la última migaja de amor que en él quedaba…qué más da si era por pena o lástima!!él estaba allí, y ella, ella podía tocarlo, sentirlo, olerlo, hacía tanto que no recordaba como olía, y ahora lo estaba haciendo, mientras su corazón iba perdiendo el sonido, más sonreía, porque a él siempre le gustaba verla sonreír…la quiso más que a su propia vida, ella lo sabía, pero su cobardía lo hizo decidir otras prioridades en la vida…o eso no era amarla?...ya no importa, él ha venido…y su corazón va despidiéndose de ese momento, se abraza a su cuerpo desnudo, pone la cabeza en su pecho y deja que ese calor vaya guardando sus últimas lágrimas…porque aún lo ama, no ha dejado de hacerlo ni un momento, ni un solo día de su vida, es el único hombre que ha amado, y en su último minuto, está a su lado…no importa de donde proviene la luz, ni las alas, no importa que apenas su mente no reaccione a las palabras, él está a su lado, en el último momento, ella lo ama como el primer día que se vieron, tan sólo falta el perro…pero sus ojos, se encuentran y antes de volver a cerrarlos descubre que él la vuelve a mirar como aquel día, eso no es mentira, no lo es, ni su llanto, ni los temblores de su cuerpo, vuelve a sonreír entre las lágrimas para decirle: amor, mi amor, mi único amor…siempre te llevare conmigo, no te preocupes, desde donde está cuidare de ti…
Vuelve a sonreír mientras su corazón da ese último latido, se va parando mientras ella se lo lleva en el alma, en el cuerpo impregnado, se lleva el olor que siempre lo ha caracterizado, y el sabor de sus labios, que por increíble que parezca es el de siempre, el de aquel muchacho de 19 años…cuántos pasaron?...demasiados, aún así, en su último instante lo sigue amando…solamente a él, no hubo nadie más porque para ella el amor es inmortal y único…
A lo lejos dos individuos que contemplan la escena, una mujer estática, que oculta el rostro tras aquella larguísima cabellera dorada, los brazos laxos en el cuerpo, a su lado aquel individuo recto, rígido, imponente, inamovible, inmortal, insensible…o no?
Bajo sus ojos ambos tienen lágrimas…demasiadas, y preguntas que nunca sabrán como responder, pero que él formula al final:
-Dónde quedó tu magia? Por qué no hiciste trampas? Has visto que forma de amar? No merecía un regalo?
-Sí, si lo merecía, el regalo lo hemos tenido tú y yo, ella nos ha dejado contemplar este último momento, el más íntimo de su vida, lo más sagrado, ella que nunca muestra lo que siente…es nuestro regalo haber observado su despedida…no la reconoces amigo mio?
-Reconocer? Acaso habría de hacerlo?
-Sí…deberías haberlo hecho, porque ella, es la que siempre te desafió, tu tan amada escribiente, la dueña de la lágrima…la creadora de mi lirio negro…
-No…no puede ser, eso no es cierto…ella no puede haber hecho eso que dices, porque yo, YO NO LO CONSIENTO!!!!
Giran las agujas de un reloj utópico, ese que todos queremos ver pero que solo el tiempo lo maneja a su antojo, el único capaz de resucitar a un muerto…porque él, nunca permitiría que su escribiente dejara de lucharle, ni mucho menos que en algún momento, nuevamente, él se diera cuenta lo que es amar de verdad, para eso estaba él, para hacerlos volver una y otra vez al punto inicial, antes que ella volviera a ese fatídico último momento…
-Vuelven a mirarse a los ojos aquellos dos jóvenes, él a sus 19 años, ella a sus…dejémoslo ahí, porque es nuestra escribiente…
Jajajajaj amigo mio, ella logro cabrear al tiempo en su lucha diaria…gracias por hacer eso…
-De nada, ella nunca va a ganarme la batalla, ya es hora que esa mocosa-mujer se entere de quien la ama…