“-Espera, creo que tengo algo que puede ayudarte a decidir…
-Seguro? Hasta hace un momento ni siquiera querías escuchar mi problema y ahora puedes tener algo que me ayude a tomar una decisión, por qué esté cambio? Si parecía que me mirarás hasta con rencor…
-No es rencor, simplemente que los años vividos me demuestran que a veces las decisiones más difíciles tienen soluciones muy fáciles, aunque no sé, si tú serás capaz de ver esto, igual una pequeña historia te ayuda a comprender porqué las personas hacen algunas cosas que no tienen sentido, o porque en determinados momentos de su vida, sus actos contradicen a su corazón, incluso a su ética, como tú ahora, disciernes entre ser correcta o hacer lo que tu corazón dicta.
-Sí, mi corazón quiere volar, pero no puedo hacer eso, porque no soy la única persona a la que afectaría mi decisión, y porqué tendría que decidir yo por otras personas? Quién tiene valor moral para decidir por otros?
-Nadie, pero en este caso, el valor moral eres tú misma, la persona afectada…dejemoslo ahí, tú sabes quién es la persona afectada, yo solo puedo darte una historia antigua, igual aprendes algo de ella, igual no, pero es lo único que puedo ofrecerte en estos momentos, porque ni ahora ni a lo largo del tiempo interferiré en las razones del ser humano…
-De verás podrá ayudarme tu historia? Es verídica? O simplemente vas a creerla para mi decisión?
Una sonrisa cruza la cara de la interlocutora, un deje de tristeza en sus ojos, poco a poco sus labios comienzan a articular palabras, captando casi mágicamente a la muchacha…”
“El viento sonaba como casi todos los días, con su melódico son, los árboles arrullaban con mimo sus nidos, el agua del arroyo tintineaba alegre, rápida, exhausta un día más de comprobar que ella había vuelto, como todas las mañanas, dia y noche pasaban a su alrededor, sin embargo ella parecía inalterable al paso del tiempo, de los deseos, de los movimientos, de todo lo que en ese paraje existía, los olmos dormitaban a la orilla del rio,los pájaros planeaban en saltarines trinos, todo parecía perfecto, el paisaje se iba ensanchando, abriendo el horizonte, mostrando la verdadera razón de porqué estaba ahí, la tarde contemplaba la escena, siendo testigo de lo que ocurría en aquel sitio.
Una mujer estaba sentada en una roca, apenas se veía su rostro, una larga cabellera ocultaba prácticamente todo su cuerpo, en el aire sonaba un cántico, susurrado lentamente al viento, unas palabras que parecían salir del alma de aquella extraña mujer que estaba acompañada por un niño pequeño que se aferraba a su mano como queriendo insuflarle la vida que le faltaba a aquella mujer, sus ojos alzados hacia ella, difuminaba el celeste del cielo, era el único movimiento que ella hacia, bajar la vista hacia el niño y sonreírle, darle un beso, acunarlo en sus brazos, y cantarle suave : te quiero más que a mi vida, más que al aire que respiro…lentamente el niño va cerrando los ojos hasta dormir profundamente, entonces ella, despacio lo lleva a una cuna natural, hecha con helechos, donde un rayo de sol, o de luna lo alumbra, en las noches, hasta esa misma noche, tan despacio que daba pena mirarla, con una lentitud pasmosa, fue bajando al niño hasta la cuna natural, mientras seguía susurrándole aquella canción, su cabellera también iba tapando al niño, llegaba el momento, las lágrimas de ellas empezaban a ser más continuas, mientras el niño absorto a lo que ella hacia seguía durmiendo plácidamente, soñando con aquel caballo blanco con alas, te amo más que a mi vida…la canción seguía saliendo de los labios de aquella mujer, que ahora se entrecortaba por el llanto, por lo continuado de las lágrimas, a la nana nanita ea…sus brazos se negaban a dejarlo en la cuna, su cabellera iba enredando el cuerpo del niño, acariciándolo, mientras la luna iba alumbrando el sitio donde estaba el niño, y ella seguía susurrando: no debía de …ahí se quedaban cortadas sus palabras por el torrente de lágrimas que asomaba a sus ojos, irremediablemente era el momento, no podía retrasarlo, por última vez debía mirar a su hijo y entregarlo a aquel sitio mágico donde había nacido, era un regalo, haberlo tenido este tiempo, su más inmenso regalo, pero ahora debía volver al lugar donde fue creado para no desaparecer completamente del mundo, aunque eso no disminuía el dolor que ella sentía, ni mitigaba el llanto que ahora ocupaba todo el espacio donde estaban, árboles y luna se encogían escuchando los gemidos y lamentos de aquella mujer que eran cada vez más intensos, al igual que no había vuelta atrás, la luna mostraba el camino, lo alumbraba esperando que acabara de depositar al bebé, el cabello de ella iba tapando su desnudez, arrancándole de los brazos al bebé que despacio, casi a velocidad inerte era depositado en aquella cuna de yedra natural, al acabar de depositarlo en ella, las hojas lo rodearon, meciéndolo, acariciando sus cabellos, sin despertar al niño, que poco a poco iba siendo elevado por aquel rayo de luna, mientras ella observaba sus manos vacías, y su cuerpo caía inconsciente al suelo debido al dolor intenso de la perdida, todo tenía un lado bueno, al despertar él no estaría, y su mente estaría libre del dolor, no recordaría su maravilloso regalo, solo que había ido a encontrar lo que realmente necesitaba en la vida, y no era otra cosa que ser madre.
Sus ojos se fueron abriendo despacio, parpadeando, para acostumbrarse a la luz del sol, y al lugar que la rodeaba, a aquel rincón que había tapado su desnudez, que hacía que su cabello estuviera enredado entre aquellas flores…la única sensación que la invadía era de que necesitaba algo en su vida, primordial y principal, se acarició el vientre, como si algo ahí estuviera gestando vida, lo que necesitaba, lo que quería, tan sólo eso: vida, una vida que ella proporcionaría para siempre.”
-Vaya sea verídica o no tu historia ha hecho que vea las cosas de otra forma, en eso tenías razón. (entre otras cosas porque no cesaba de llorar).
-No sé si tendré o no razón, simplemente te muestro que a veces, hay amores diferentes y más fuertes que tus decisiones morales, y circunstancias y personas que no tienen la culpa de nuestras acciones ni decisiones, por eso te digo que el valor moral sobre un hijo no existe mientras él no pueda defenderse, y que huir sin decir que pasa, por orgullo herido, puede dañar no solo a ti, sino a todo tu futuro y las personas implicadas en él…
-Sé lo que quieres decirme, pero él no está preparado para tener hijos, nunca los quiso, cómo voy a decirle que estoy embarazada? Que todo lo que nunca ha querido está ahora por llegar a su vida? Cuando ayer mismo me decía que no soportaría la incursión de un hijo en nuestras vidas?. Mejor me voy, y quizás un día le diga la verdad.
-Es tu decisión, pero te paraste a pensar que quizás tan solo eso es miedo?y que cuando sepa que es su hijo de verdad todo eso cambiara? Estás dispuesta a negarle hasta la decisión a tomar por él mismo? Prefieres castigarte y tener solamente el dolor tu a qué él te lo provoque? Es eso? Prefieres tener eternamente la esperanza a que puede cambiar a saber lo que realmente siente?
-Sí, supongo que sí, soy cobarde, tengo miedo de perder hasta la esperanza que un día quizás vuelva, y nos veamos, y vea a nuestro hijo y…
-No eres cobarde, pero ya da igual
-Por qué dices eso?
-La sonrisa de la interlocutora se amplia-
-Porque yo he escuchado todo desde el principio, sé lo que ibas a decirme antes de irte de casa, tus miedos, tan malo soy como para no preguntarme si quiera, si estaría dispuesto a afrontar la paternidad? Tan ogro te he resultado en este tiempo amor? Sé que a veces no soy el hombre más cariñoso del mundo, pero tanto así como para tenerme miedo?
Las lágrimas impiden que le conteste, sus enormes ojos están fijos en él, en sus palabras y no puede dejar de llorar, hasta que él la abraza, la va besando y poco a poco se calma, regreso a su hogar, a sus brazos, a su calor, a casa…Lo siento, lo siento…es lo único capaz de articular, mientras él la abraza.
Un guiño del cielo delata a la interlocutora, que desapareció justo en el momento que él le habló, acostumbrada a hacer trampas, esta vez lo hizo en forma de fabula, o no?...quizás aquel niño exista, al igual que aquella mujer en el bosque, quizás y tan sólo quizás su lágrima sepa de donde proviene esa historia, que un día nació de dentro de su alma.