Donde los sueños tienen cabida siempre, acá donde el alma nace, se reproduce, crece, y de vez en cuando muere, siempre en las alas del amor que te da el alma, sencillamente viviremos los sueños...
sábado, 16 de agosto de 2014
LA PRUEBA...
"-Heme aquí dispuesto a enfrentar todo lo que quiera hacer conmigo, como guerrero que soy...o debería ser. si la prueba es olvidarla, así sea...de todas formas hace tiempo que ni siquiera puedo mantenerla alejada de mis pensamientos, adherida a mi piel, a mi dolor, en cada centímetro que cubierto o descubierto tiene mi cuerpo.
-Muchacho son las reglas de nuestra cultura, no es cierto? me equivoco en esta apreciación?.
Los ojos de aquel hombre volvía a desarmarlo, su amor, aquel oro líquido contrastaba con los cuentos habidos sobre la prueba de los guerreros, sobre el resultado, como hombres habían salido de aquella prueba locos, irreconocibles, deshechos, algunos despojos humanos, sin embargo su forma de hablar, de mirar, aquella sonrisa melancolica en sus labios. Nada indicaba que aquel hombre pudiera destruirlo, nada en él, sin embargo los hechos, eran los hechos...
-No soy yo quien destruyó a esos guerreros muchacho, cuando te adentres en la prueba te darás cuenta del porqué acabaron en tal estado...yo, yo tan sólo se amarlos, a todos.
Tampoco se acostumbraba a que leyera sus pensamientos, y anticipara una respuesta sin pedirla, como en este instante, una única súplica rondaba su cabeza, la última, una licencia, antes de comenzar lo que fuera la prueba.
-Claro muchacho, puedes evocarla por última vez.
Cierra los ojos, su respiración se entrecorta, casi desaparece el aire de sus pulmones, de su cuerpo, y deja divagar la mente en ella, en lo que siente, ajeno a la mirada del que ha de iniciarlo en la prueba, a aquel hombre que lo mira sin dobleces, que en este instante baja también sus párpados y una lágrima rueda por su mejilla....las imagénes que él evoca, él las va sintiendo en piel, en alma, sin que sepa aquel que pidió licencia que la prueba ha comenzado.
Sus ojos estaban cubiertos para que el sol no le molestara, tendida sobre la arena de la playa, en silencio, como casi siempre, dejando que el tiempo pasara, haciendo que su mente se ocupara, no se sabía en qué; al menos, él no sabía en qué ocupaba su mente, y daría media vida por saberlo, después de aquella noche, no sabía como abordarla, como hablarle, como decirle...necesitaba que se despidiera, necesitaba que ella lo mirara, le hablará, le dijera cómo se sentía después de sus últimas palabras, pero...
él la observaba desde hacia horas, acompañando el vaivén de las olas sobre sus pies, viendo como el sol se iba destiñendo en el horizonte, dejando paso a la luna a las estrellas, y ella seguía allí, inmovil a cualquier sonido o movimiento del tiempo real, al igual que él fijo en ella sin inmutarse, sin moverse del mismo sitio.
La gente iba y venía, los observaba, murmuraban, pero para ellos no existía ese mundo, solo el suyo, sus pensamientos, propios, él intentaba acercarse a ella, adquirir el valor para poder hablarle, ella...ella tenía la mente en blanco, incapaz de reaccionar, el dolor había sobrepasado la racionalidad y se podía decir que vivía en una locura propia, donde nada ni nadie tenía cabida, excepto aquel día...
Siente sus manos, su olor, va deslizándose casi sin darse cuenta, su mente caótica se recoloca, y comprueba que vuelve a estar allí, mirándola, sus ojos se entreabren pesadamente, dejando caer sendas lágrimas retenidas, él la observa, y sus dedos dibujan poco a poco su rostro, enmarcándolo con cadencia parsimoniosa, recogiendo las lágrimas que ella sigue derramando, una tras otra, sus labios comienzan a temblar por los sollozos que apenas controla en este momento y se unen a las lágrimas de él, sal con sal, igual que el dolor de las heridas, iguales en ambos, o similares. La cabeza de él comienza a bajar lentamente al compás de sus dedos, acercándo sus labios a los de ella que siguen temblando.
El tiempo detenido en ese momento, casi silencio absoluto, solo lo rompe los sollozos de ella, gemidos callados, con un dolor infinito, que acaban en silencio cuando él cubre sus labios con los suyos, las lágrimas se unen, su alma también, el dolor aumenta, es el último beso, lo sabe, se irá...ella lo sabe, y su alma grita intentando atrapar ese último momento.
La respiración lo abandona, el dolor del recuerdo es tan intenso que cae de rodillas al suelo, su mente incapaz de seguir evocando lo que sigue a aquel momento, el dolor del pecho es tan intenso que parece que explotara el corazón, hecho imposible...o no?.
La cabeza baja, los ojos cerrados, se empeña en seguir recordando...Sus labios se despegan, los ojos de ellas lo miran con la desesperación fruto de un grito silencioso, de una petición callada, pero él...él acaricia su mejilla, arrastra sus dedos sobre sus párpados y los cierra lentamente para no ver aquel dolor reflejado en sus ojos, tiembla convulsamente, le cuesta una vida poder alejarse de ella, levantarse, sus rodillas fallan, los gemidos de ellas aumentan, hacen eco en la playa desierta, más no dice una palabra, no le pide, no le ruega...llora, con el alma, con el cuerpo, con el corazón, pero no le dice: quédate.
Tambaleante se aleja de ella, del sonido de sus gemidos, de sus sollozos incontrolados ahora, de aquellos hipidos de desesperación, y de repente aquel silencio ensordecedor, enloquecedor...nada, ya no se escucha nada ni siquiera la respiración de ella...ha cesado también.
Está lo suficientemente lejos de ella, como para no escucharla, como para no sentirla...iluso, no sentirla!!. Ahora evocando el recuerdo sabe si no la siente, el dolor tan agudo que casi lo mata, su cabeza hilarante lo delata, una risa loca sale de dentro de su cuerpo, histérica, ilógica...como fue dejarla a ella.
Mientras el ejecutador de la prueba lo observa todo, absolutamente todo, el recuerdo, la forma en qué está él, su dolor, su desesperación, al igual que la de ella en aquel momento, en aquella playa, sus ojos vacuos indican que llegó al borde del dolor, del sufrimiento, de la locura...
-Estoy preparado, puede dar comienzo a la prueba, gracias por este momento.
-De nada muchacho pero la prueba ya ha terminado.
Perplejo sacude la cabeza, sus ojos se agrandan, lo mira sin entender nada, había acabado? en qué momento dio comienzo? qué sentido tiene que haya acabado? por qué?
-sí, muchacho comenzó con tu recuerdo y acabó con tu reciente locura. eso respondera a tus preguntas, el por qué, ese quizás no lo entiendas, creo que no entiendes muchas cosas, una de ellas es el amor.
-Quiere decir que no la he pasado? quiere decir que me hará olvidarla??. Sus preguntas se vuelven estridentes, cambian su voz, la desesperación, el miedo de no olvidarla casi lo tiene loco.
-Sí, ese es el resultado de la prueba, hacer que la olvides, al fin podrás vivir en "paz".
-"paz"?...sin ella?. su mente se bifurca, se hace agua, no entiende lo que dice, se aleja de él mismo, ocupado en pensar en ella...
Sus ojos, vuelve a ver los ojos de ella, su hermosa sonrisa, sus coletas a medio hacer, aquellas medias palabras cuando él se enfadaba, su forma de replegarse sobre si misma, volverse y sacarle la lengua, convertir el día más triste en aquel día alegre, transformar sus enfados en pequeñas risas. No podría recordarla más?.
Eso era imposible, él tenía que recordarla, vivía de eso, del dolor, sí, pero sobre todo del recuerdo de sentirse vivo cuando ella existía...su cabeza ajena a que el ejecutador está leyendo todo sigue procreando un recuerdo tras otro, aquel pequeño enfado, la primera vez que le dió la espalda, la primera vez que realmente hicieron el amor en cuerpo y alma, el tacto de su piel, sus ropas dispersadas por casa...y entrar para verla dormir en su cama.
No podía olvidarla...antes muerto que llegar al olvido completo, ella era su vida, aunque ni siquiera se había dado cuenta hasta ese momento.
-Seguro muchacho?
Aquella voz lo altera, no recordaba dónde estaba ni con quién.
-Seguro de qué?. su mente sigue aturdida
-de preferir la muerte a olvidarla.
Por toda respuesta él evoca de nuevo su recuerdo, la ve sonreir, y preguntarle: es qué nunca hago nada bien para ti?. sus caras de fingido enfado...las lágrimas de aquel último día, sus sollozos...ella, su vida, su respiración, su dolor, su muerte...
-Sí, completamente seguro.
Una enigmática sonrisa acompaña las palabras de su ejecutador.
-Así sea.
Todo desaparece a su alrededor, sus ojos se deslumbran de repente por la luz del sol, cuando consigue adaptar la vista, la ve allí, tumbada en la playa, las olas jugando con sus pies...
Corre en pos de ella gritando: !QUÉDATE!!!!!
- Qué dices loco? si no me he movido de aquí??...sus ojos sonríen juguetones, invitandolo, como casi siempre...
-Loco, sí, siempre loco...ah, por sino te dije nunca: TE AMO
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