"Ni siquiera sabía el día que era, ni dónde
estaba, tan sólo tenía consciencia del dolor que lo aquejaba, insoportable,
inagotable, tanto que prefería sumirse una y otra vez en la inconsciencia, su
mundo perfecto, sin pensar, sin sentir, sin abrir los ojos, no quería volver a
abrirlos, tan sólo quería dormir eternamente, no despertar, estar aislado del
mundo, sin sentir ese dolor desgarrador, ese que lo estaba matando de a
pocos... Ni siquiera sabía cuando había iniciado aquel viaje retrospectivo a su
pasado, a su dolor, a aquel sitio de donde nunca debió salir, era tan difícil
volver a su casa sin ese dolor, irremediablemente había abierto una puerta que
era muy difícil de abrir, casi insoportable hacerlo, aún así era algo
pendiente, algo que sabia que tendría que ocurrir, como en aquel momento.
Por qué en aquel momento? por qué ya no había podido
esperar más? no tenía respuesta esa era la única verdad, muchas preguntas,
demasiadas, pero respuestas, aún no había conseguido ningunas mas que aquel
dolor, podía sentir su pecho gritarle, destrozarlo, ir deshaciendolo en
tormentosos castigos, en torturas inimaginables para el ser humano, y que él sufría
por voluntad propia, había decidido batallar sin más dilación, antes de perder
la última fuerza de voluntad que le quedaba, empleándola estaba, casi sin
respirar en este momento, perdiendo la vida sin darse cuenta, pero debía
hacerlo, su mente debía fortalecerse antes de la prueba final, y su único punto
débil era ella, aquel maldito dolor que corroía sus entrañas desde el mismo día
que la conoció, se perdió en aquella extraña sonrisa, y ahí comenzó su dolor,
su pesadilla, su forma humana de sentir, cosa que hasta ahora jamás había
sentido, y estaba allí, enfrentando a sus demonios, sus miedos, su dolor,
porque de lo contrario no sería capaz de pasar la última prueba a que Él lo
sometería...
-Iluso hombre quizás la prueba no era olvidarla...-
Aquella vez que se encontraron en mitad de la noche,
la última, olvidarla era imposible, enfrentarla también. Comenzaba a respirar
entrecortadamente, se aceleraba su corazón a tal ritmo que pareciera iba a
estallarle dentro del pecho, su cabeza palpitaba en un vano intento de soportar
la imagen que venía a sus recuerdos, sudaba profusamente, nada en él era
tranquilidad, todo se estaba destrozando, casi sin sentir ningún estímulo
externo, solo aquella última vez. Cómo habían llegado allí?qué mano los había
unido en aquella calle sin salida? por qué los enfretaba después de todo lo que
se habían dicho?.
Sus miradas se enfrentaban, una última vez, y los ojos
que él conocía tan bien, ya no eran los mismos, no, apenas hablaban, ahora
sabían ocultarse, evadirse a sus miradas, a sus reflejos, a su forma de
acariciarla con los suyos, parecía inmune a él...( nada más lejos esos
pensamientos de él, ella para nada era inmune, era...totalmente susceptible a
él).
su cuerpo sufría las consecuencias de aquel recuerdo,
demasiado intenso, la rigidez de sus músculos lo confirmaba, estaba tan tenso
que podría sufrir la posibilidad de "romperse" en cualquier momento
si seguía ese ritmo intentando dominar las emociones que ella le producía,
aquel maldito dolor seguía instalado en lo más profundo de él, seguía pudiendo
con él, no era capaz de controlarlo, de
someter sus emociones a su voluntad, por férrea que ésta fuera, era incapaz de
dejar de sentir algo por ella, aunque fuera rabia, odio...
Allí estaban los dos, en aquella callejuela, ni
siquiera la luna los alumbraba, totalmente oscura aquella noche, preludio de lo
que ambos sentían, la oscuridad que reinaba en sus emociones se trasladaba al
exterior hasta la meteorología parecía entender que la oscuridad era lo que en
ambos reinaba...apenas se escuchaba la respiración de ambos mientras se
miraban, simplemente se estaban enfrentando una última vez, ambos ocultando lo
que realmente sentían, sus pensamientos no eran tan dispares como ellos
pensaban, cada uno pensaba en el último beso que se dieron, en los sentidos
alterados por el momento, en sus cálidos labios juntándose de forma tranquila,
pausada, ritmica, casi musical en aquel vaivén de sentirse el uno al otro, de
unir sus labios, profundizar el sabor del otro con las lenguas, estremecerse en
cada caricia dada o recibida, sin embargo allí estaban estáticos, uno frente al
otro mirándose como sino existieran el uno para el otro, con toda la
indiferencia de que eran capaz, aún así era imposible dar un paso en dirección
opuesta al otro, como si un imán invisible los atara a quedarse allí,
mirándose, intentando ocultar esos pensamientos, esos sentimientos el uno al
otro, tan solo eran dos estatuas en medio de la noche que por alguna razón
desconocida no pueden alejarse el uno del otro, que se quedan ahí simplemente
mirándose como si el universo solo girara en torno a esa mirada, a ellos en
aquel instante, sin que nada rompiera el momento, ni la magia, tan solo
silencio los acompañaba y sus mentes difusas que a pesar de todo estaban
sincronizadas en pensamientos, en sensaciones, en intentar ignorar con la
mirada que sus recuerdos iban y venían buscándose el uno al otro para sentirse,
para sentir que su piel, su corazón y su alma aún vivían.
Anclados ambos al suelo repetían la misma escena otra
vez en su mente,sus manos se acercan a sus rostros, cierran los ojos, y
comienzan un ritual íntimo donde ambos se reconocen, las yemas de los dedos
acarician la piel, sienten el contacto de aquella forma tan peculiar para los
dos, con el dorso, arrastrando los dedos uno tras otro, apartando el cabello,
bajando al cuello lentamente mientras sus labios siguen sellados en aquel
interminable beso, donde las emociones se arremolinan a tal extremo que ni
siquiera la voluntad de ambos consigue ocultar externamente sus sentimientos en
ese momento, los ojos de ambos se abren, se vuelven a encontrar hasta el
infinito, el dolor lo invade a él, las lágrimas surcan la cara de ella, ambos
están temblando por la emoción, ninguno controla lo que siente por el otro sin
embargo ambos saben que aquello no puede ser...ya no, en ese instante no.
Ambos intentan acercarse el uno al otro, sus manos se
intuyen en el aire, en la oscuridad reinante, casi imperceptible el momento en
que se encuentran, sus ojos vuelven a cerrarse, los sollozos incontrolados de
ella es lo único que rompe el silencio, mientras sus dedos se rozan en esa
cadencia que solo ellos conocen. Las lágrimas vertidas por él son invisibles
para ella, pero también le duele el corazón, se ahoga al respirar, y vuelve a
pensar: por qué?. Aún en ese tiempo ni siquiera tenía respuesta, cómo tenerla
ahora, si en medio de aquel caos se estaba destruyendo tan solo de recordar
aquel maldito momento? cómo conseguir que ella hablara? que desellara los
labios? aquellos mismos labios en los que se perdía, en los que pensaba acabar
la vida, nada,eso le dejó, nada, aquel vacío extraño tras su partida sin
palabras, sintiendo tan sólo el sabor salado de sus lágrimas, sus caricias
temblorosas, el latir apresurado de su corazón, y por más que la maldijera no
volvía, ni tan siquiera hoy era capaz de controlar aquel sentimiento, una vez
más lo sobrepasaba, sin tener objeto seguir intentando olvidarla, no podía
controlarlo, se daba por vencido afrontaría la prueba con ella dentro del alma,
de su piel, de cada latido, de la respiración que le permitía seguir, no habría
otra forma de hacerlo, Él lo destruiría por su debilidad pero intentar negar la
existencia de ella en él, era como reconocer su propia inexistencia. Ella era
el único motivo por el que no pasaría la prueba, que lo haría morir, al
fin...descansar de ver cada día sus ojos, sus labios, de sentir como su cuerpo
se perlaba por el sudor de cada noche rememorar la forma en que hacían el amor,
en aquella maldición que vivía condenado a su propio infierno, sin ella, sin
sus risas, sin aquellos labios que a veces, tan sólo a veces se separaban para
pronunciar las palabras que tanto anhelaba: te amo. Una única vez sin más, para
qué? por qué ? si desapareció? por qué no podía olvidarla? es que acaso era tan
débil?.
Hora de levantarse, tenía que enfrentarse al momento
para el que había nacido, e iría destruido mentalmente, su cuerpo agotado por
el vano intento de dejar de sentir en cada fibra de su ser como ella lo
invadía, como lo destrozaba al aparecer, al invocar aquella imagen, que era
imposible desterrarla.
-Una sonrisa sarcástica dibuja su rostro, una mujer,
iba a destruirlo, a él...- (aún sigue sin enterarse que se equivoca, Él...shhh
no adelantemos acontecimientos).
El agua helada iba corriendo por su piel,
devolviéndole el vigor que había perdido en la lucha de intentar olvidarla,
sabía que sería un esfuerzo inútil, intentar hacer aquello antes de su prueba
definitiva, pero es lo único que le quedaba por hacer, usar su fuerza
espiritual para deshacerse del dolor que ella le causaba, su punto débil.