domingo, 29 de junio de 2014

PRELUDIO...

"Ni siquiera sabía el día que era, ni dónde estaba, tan sólo tenía consciencia del dolor que lo aquejaba, insoportable, inagotable, tanto que prefería sumirse una y otra vez en la inconsciencia, su mundo perfecto, sin pensar, sin sentir, sin abrir los ojos, no quería volver a abrirlos, tan sólo quería dormir eternamente, no despertar, estar aislado del mundo, sin sentir ese dolor desgarrador, ese que lo estaba matando de a pocos... Ni siquiera sabía cuando había iniciado aquel viaje retrospectivo a su pasado, a su dolor, a aquel sitio de donde nunca debió salir, era tan difícil volver a su casa sin ese dolor, irremediablemente había abierto una puerta que era muy difícil de abrir, casi insoportable hacerlo, aún así era algo pendiente, algo que sabia que tendría que ocurrir, como en aquel momento.
Por qué en aquel momento? por qué ya no había podido esperar más? no tenía respuesta esa era la única verdad, muchas preguntas, demasiadas, pero respuestas, aún no había conseguido ningunas mas que aquel dolor, podía sentir su pecho gritarle, destrozarlo, ir deshaciendolo en tormentosos castigos, en torturas inimaginables para el ser humano, y que él sufría por voluntad propia, había decidido batallar sin más dilación, antes de perder la última fuerza de voluntad que le quedaba, empleándola estaba, casi sin respirar en este momento, perdiendo la vida sin darse cuenta, pero debía hacerlo, su mente debía fortalecerse antes de la prueba final, y su único punto débil era ella, aquel maldito dolor que corroía sus entrañas desde el mismo día que la conoció, se perdió en aquella extraña sonrisa, y ahí comenzó su dolor, su pesadilla, su forma humana de sentir, cosa que hasta ahora jamás había sentido, y estaba allí, enfrentando a sus demonios, sus miedos, su dolor, porque de lo contrario no sería capaz de pasar la última prueba a que Él lo sometería...
-Iluso hombre quizás la prueba no era olvidarla...-
Aquella vez que se encontraron en mitad de la noche, la última, olvidarla era imposible, enfrentarla también. Comenzaba a respirar entrecortadamente, se aceleraba su corazón a tal ritmo que pareciera iba a estallarle dentro del pecho, su cabeza palpitaba en un vano intento de soportar la imagen que venía a sus recuerdos, sudaba profusamente, nada en él era tranquilidad, todo se estaba destrozando, casi sin sentir ningún estímulo externo, solo aquella última vez. Cómo habían llegado allí?qué mano los había unido en aquella calle sin salida? por qué los enfretaba después de todo lo que se habían dicho?.
Sus miradas se enfrentaban, una última vez, y los ojos que él conocía tan bien, ya no eran los mismos, no, apenas hablaban, ahora sabían ocultarse, evadirse a sus miradas, a sus reflejos, a su forma de acariciarla con los suyos, parecía inmune a él...( nada más lejos esos pensamientos de él, ella para nada era inmune, era...totalmente susceptible a él).
su cuerpo sufría las consecuencias de aquel recuerdo, demasiado intenso, la rigidez de sus músculos lo confirmaba, estaba tan tenso que podría sufrir la posibilidad de "romperse" en cualquier momento si seguía ese ritmo intentando dominar las emociones que ella le producía, aquel maldito dolor seguía instalado en lo más profundo de él, seguía pudiendo con él, no era capaz de  controlarlo, de someter sus emociones a su voluntad, por férrea que ésta fuera, era incapaz de dejar de sentir algo por ella, aunque fuera rabia, odio...
Allí estaban los dos, en aquella callejuela, ni siquiera la luna los alumbraba, totalmente oscura aquella noche, preludio de lo que ambos sentían, la oscuridad que reinaba en sus emociones se trasladaba al exterior hasta la meteorología parecía entender que la oscuridad era lo que en ambos reinaba...apenas se escuchaba la respiración de ambos mientras se miraban, simplemente se estaban enfrentando una última vez, ambos ocultando lo que realmente sentían, sus pensamientos no eran tan dispares como ellos pensaban, cada uno pensaba en el último beso que se dieron, en los sentidos alterados por el momento, en sus cálidos labios juntándose de forma tranquila, pausada, ritmica, casi musical en aquel vaivén de sentirse el uno al otro, de unir sus labios, profundizar el sabor del otro con las lenguas, estremecerse en cada caricia dada o recibida, sin embargo allí estaban estáticos, uno frente al otro mirándose como sino existieran el uno para el otro, con toda la indiferencia de que eran capaz, aún así era imposible dar un paso en dirección opuesta al otro, como si un imán invisible los atara a quedarse allí, mirándose, intentando ocultar esos pensamientos, esos sentimientos el uno al otro, tan solo eran dos estatuas en medio de la noche que por alguna razón desconocida no pueden alejarse el uno del otro, que se quedan ahí simplemente mirándose como si el universo solo girara en torno a esa mirada, a ellos en aquel instante, sin que nada rompiera el momento, ni la magia, tan solo silencio los acompañaba y sus mentes difusas que a pesar de todo estaban sincronizadas en pensamientos, en sensaciones, en intentar ignorar con la mirada que sus recuerdos iban y venían buscándose el uno al otro para sentirse, para sentir que su piel, su corazón y su alma aún vivían.
Anclados ambos al suelo repetían la misma escena otra vez en su mente,sus manos se acercan a sus rostros, cierran los ojos, y comienzan un ritual íntimo donde ambos se reconocen, las yemas de los dedos acarician la piel, sienten el contacto de aquella forma tan peculiar para los dos, con el dorso, arrastrando los dedos uno tras otro, apartando el cabello, bajando al cuello lentamente mientras sus labios siguen sellados en aquel interminable beso, donde las emociones se arremolinan a tal extremo que ni siquiera la voluntad de ambos consigue ocultar externamente sus sentimientos en ese momento, los ojos de ambos se abren, se vuelven a encontrar hasta el infinito, el dolor lo invade a él, las lágrimas surcan la cara de ella, ambos están temblando por la emoción, ninguno controla lo que siente por el otro sin embargo ambos saben que aquello no puede ser...ya no, en ese instante no.
Ambos intentan acercarse el uno al otro, sus manos se intuyen en el aire, en la oscuridad reinante, casi imperceptible el momento en que se encuentran, sus ojos vuelven a cerrarse, los sollozos incontrolados de ella es lo único que rompe el silencio, mientras sus dedos se rozan en esa cadencia que solo ellos conocen. Las lágrimas vertidas por él son invisibles para ella, pero también le duele el corazón, se ahoga al respirar, y vuelve a pensar: por qué?. Aún en ese tiempo ni siquiera tenía respuesta, cómo tenerla ahora, si en medio de aquel caos se estaba destruyendo tan solo de recordar aquel maldito momento? cómo conseguir que ella hablara? que desellara los labios? aquellos mismos labios en los que se perdía, en los que pensaba acabar la vida, nada,eso le dejó, nada, aquel vacío extraño tras su partida sin palabras, sintiendo tan sólo el sabor salado de sus lágrimas, sus caricias temblorosas, el latir apresurado de su corazón, y por más que la maldijera no volvía, ni tan siquiera hoy era capaz de controlar aquel sentimiento, una vez más lo sobrepasaba, sin tener objeto seguir intentando olvidarla, no podía controlarlo, se daba por vencido afrontaría la prueba con ella dentro del alma, de su piel, de cada latido, de la respiración que le permitía seguir, no habría otra forma de hacerlo, Él lo destruiría por su debilidad pero intentar negar la existencia de ella en él, era como reconocer su propia inexistencia. Ella era el único motivo por el que no pasaría la prueba, que lo haría morir, al fin...descansar de ver cada día sus ojos, sus labios, de sentir como su cuerpo se perlaba por el sudor de cada noche rememorar la forma en que hacían el amor, en aquella maldición que vivía condenado a su propio infierno, sin ella, sin sus risas, sin aquellos labios que a veces, tan sólo a veces se separaban para pronunciar las palabras que tanto anhelaba: te amo. Una única vez sin más, para qué? por qué ? si desapareció? por qué no podía olvidarla? es que acaso era tan débil?.
Hora de levantarse, tenía que enfrentarse al momento para el que había nacido, e iría destruido mentalmente, su cuerpo agotado por el vano intento de dejar de sentir en cada fibra de su ser como ella lo invadía, como lo destrozaba al aparecer, al invocar aquella imagen, que era imposible desterrarla.
-Una sonrisa sarcástica dibuja su rostro, una mujer, iba a destruirlo, a él...- (aún sigue sin enterarse que se equivoca, Él...shhh no adelantemos acontecimientos).
El agua helada iba corriendo por su piel, devolviéndole el vigor que había perdido en la lucha de intentar olvidarla, sabía que sería un esfuerzo inútil, intentar hacer aquello antes de su prueba definitiva, pero es lo único que le quedaba por hacer, usar su fuerza espiritual para deshacerse del dolor que ella le causaba, su punto débil.


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