“A
veces el pensamiento irracional vuela donde los recuerdos fueron enterrados, o
al menos, parecían estarlos, como aquel día, casi sin querer su mente iba
dibujando escenas que no controlaba, que hacía tiempo que no intentaba sacar de
su alma, sin embargo aquella tarde unas simples palabras aparentemente
inocentes habían traído a su memoria recuerdos olvidados.
-es
cuestión de prioridades, una vez establezcas el orden en el que quieres
ejecutar el proyecto…
Aquellas
palabras formuladas por dos extraños, aquel eco en sus oídos había desenterrado
de golpe casi sin querer lo que tiempo atrás había enterrado, ocultado, con lo
cual había aprendido a vivir, o más bien a sobrevivir. Aquel hecho había
marcado su vida, sus decisiones, su forma de actuar, de enfrentar los
problemas, había conseguido que él también estableciera prioridades….
La
vez que alguien le definió aquella palabra le pareció correcta, fácil, incluso
era algo que te podría simplificar la vida, ir haciendo las cosas en orden de
importancia, definir la importancia era algo más complicado, lo primero sería
lo verdaderamente necesario para subsistir, el resto iría dependiendo del día,
la decisión a tomar, etc…
Después
aprendió de primera mano a odiar esa palabra y su definición, aprendió lo que es
vivir en carne propia las prioridades de otras personas, sobre todo aplicadas
en el terreno del amor…cómo priorizar personas? Era algo que había escapado a
su pensamiento a su control, sus prioridades se basaban en el mero hecho del
ámbito profesional para simplificar las tareas, así como en las tareas
domésticas, pero priorizar personas? Ponerles un grado de importancia? De
cariño? Establecer un orden lógico de a quién querer más? Cuantificar el amor?
El cariño? Quién sería capaz de hacer eso?. Sus preguntas obtuvieron respuesta
para su desgracia, ella, ella había establecido un orden de prioridad sobre los
seres que ocupaban su vida, que la compartían, y él era simplemente su pareja,
la persona que lo acompañaba, que lo amaba, que acataba todos sus límites, que
nunca los sobrepasaba , y por hacer eso iba quedándose en silencio, sin
ilusión, sin recursos para amar más porque para ella, él no era lo
suficientemente importante, era algo secundario en sus prioridades, ni siquiera
en las sexuales era el primero no, ella imponía cuándo y cómo, cuánto tiempo y
la forma, tampoco tenía derecho él a pedir o a iniciar el acto por deseo
propio, hasta ese punto había llegado, sí, lo sabía, ilógico, el hazmerreir de
todo el mundo que lo sabía, un calzonazos, un nada…
Lo
peor era el momento de intentar hablar, ella establecía horarios estrictos
donde podía interrumpirla, desde luego nunca interrumpirla en horas de sueño,
trabajo, reuniones familiares, etc…cuando la necesitaba era imposible
localizarla…pero o aceptaba eso o se iba y por muy ilógico que pareciera no
podía irse su alma y su corazón estaban atados a aquel sin sentido, donde casi podía
rozar con los dedos el amor, al tiempo que se iba alejando.
Prioridad,
a veces deseaba borrar del diccionario aquella palabra, odiaba con todas sus
fuerzas la palabra, sin darse cuenta que aquella palabra no tenia culpa de
nada, que sencillamente definía una decisión que él mismo había dejado que
siguiera sin detener, sin ser capaz de establecer un final. Pero pensar en la
posibilidad de poner un final lo ahogaba, lo mataba, prefería tenerla de lejos,
casi sin tenerla, antes que no hacerlo,
daba igual la forma, el modo, el momento, sus malditas prioridades si podía
mirar sus ojos, una vez más, al levantarse, ahogarse en llanto, no poder decir
que no, ser un maldito cobarde, sí, lo sabía, lo era, pero le daba igual, solo
necesitaba que ella estuviera nada más, ella…sus malditas reglas, su dureza
externa, todo…su pasividad, ese poder vivir hora tras hora sin echarlo de
menos, sin extrañarlo, no importaba él ya lo hacía por los dos, cada día, cada
maldito día de su vida, debía ser un castigo aquella forma de amar a una
persona que no necesitaba ni la mitad de lo que él…
-No
deberías pensar más y actuar, a veces la única solución a un problema es
acabarlo para siempre.
Aquella
voz resuena en su mente, se vuelve, la ve ahí, tan práctica como de costumbre,
inamovible en su rictus…ahí estaba mirándolo…lo miraba, a él, lo estaba mirando
a él y sus ojos opacos a cualquier sentimiento, a cualquier atisbo de
sentimiento, incapaz de leerlos…intentando hundirse en ellos, bucear en su
alma, si es que la tenia, a veces lo dudaba. Y nuevamente se queda prendido de
su mirada, de esa extraña sonrisa, cómo olvidarla? Si volvía la vista atrás, y
ella era todo lo que siempre había querido, lo que había necesitado, amado,
cuando recordaba a su sastre perfecta, cosiendo sus heridas, sus jirones de
piel, de alma…olvidarla.
Sus
ojos transmiten la angustia que está sintiendo y ella sigue inmune a esa
mirada, estatica a cualquier sentimiento, no importaba nada, tan solo
observaba.
-te
decides? O nos vamos a la cama?
Su mente
difusa no procesa la realidad de la pregunta, o quizás sí, sus manos se alargan
para tocarla, sentir su piel, cerrar los ojos y sentirla, volver a sentirla,
tan solo esa vez, aunque su naturaleza esquiva, acaba por apartarlo de su lado
y darse la media vuelta.
Frío…es
lo único que siente, frío, soledad…por qué solo era así con él, con …volver a
lo mismo era inútil pero cierto, con aquella otra persona sonreía, vivía,
sentía, era diferente…ni siquiera sentía celos, ya no, tan solo frio. Se consumía
en ese frio…era la hora de despedirse, de irse, necesitaba calor, un poco de
calor, de humanidad, su amor, quizás pedía mucho para ella, pero era sencillo,
tan solo quería amor, que lo amase a él, no a…
En la
cama escucha como se cierra la puerta, se fue, él se fue, y una lágrima
comienza a rodar por su piel, caliente, húmeda, produciendo calor en ella,
calor…que sensación tan extraña!. Sus manos vacías se aprietan más no se mueve,
nada en ella indica que vaya a buscarlo, que siente algún sentimiento que la
haga moverse, porque ella ante todo tiene una prioridad: no tener sentimientos.
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