domingo, 4 de enero de 2015

ADIÓS...



"-Deberíamos hablar, aunque fuera una única vez, sé que es difícil que expresemos nuestros sentimientos, pero deberíamos intentar por una vez decirnos lo que sentimos desde el momento en que nos conocimos. Puedo empezar diciéndote que te echare de menos, cuando me haya ido, cuando no estés aquí conmigo, te echaré de menos, al igual que ahora, en este momento, también te echo de menos, porque te he necesitado muchas veces, te necesito y tú no estás, aunque estés ahí sentado, aunque nos estemos mirando, estás demasiado lejos para alcanzarte, hasta tocarte se me hace imposible, hay momentos en los que desearía gritar con todas mis fuerzas para que te enteres que estoy aquí, a tu lado, pero...apenas y te das cuenta que estoy, tu mente está en otro sitio y me temo que tu corazón también, desde el día que nos conocimos es como si nunca hubieras estado conmigo.
-Es así cómo te hago sentir? de verás te he hecho sentir así todo este tiempo?. Te diría que lo siento, pero ya me conoces, no suelo disculparme no tengo porqué, si te hice sentir así, será porque es lo que proyectaba de mi, será porque no te echo en falta, porque no te necesito, porque es cierto, cuando te conocí mi corazón estaba en otro  sitio, en otra persona, y creo que por mucho que he intentado que viajará a ti, no lo hace, tampoco puedo sentir eso, simplemente no puedo conseguir que vaya hacia a ti, porque es egoísta lo sé, puedo estar contigo tranquilamente, sin preocuparme si te hago o no daño, porque no me importa, y tú no muestras dolor alguno, parece que tampoco te importará nada.
-Supongo...al final me acostumbraste a no quererme, a hacerme daño constantemente, tanto es así, que también dejé de quererte, porque todo era dolor, ni un atisbo de felicidad a tu lado, ni de complicidad, lo único que tuve claro desde que te conocí es que tu máxima en la vida eres tú mismo, primero tú, segundo tú y siempre tú...qué extraño! estamos hablando, en la hora de la despedida somos capaces de hablar lo que hemos callado durante todo este tiempo, sino fuera una situación tan penosa, hasta podría reírme, pero sinceramente no me hace gracia...
Una sonrisa amarga ilumina su rostro, se están mirando a los ojos, por primera vez él la mira, qué ironía!! la mira ahora, como si no la conociera, bueno, en realidad no la conoce, no se ha molestado en saber cómo es, ni todo el daño que ha acumulado en ella.
Él hace ademán de abrir la boca, de decir palabras pero queda ahí mudo, como de costumbre, sin decir lo que pasa por su cabeza, y esta vez a ella no le importa, ya nada le importa, qué sensación tan extraña!!, no sentir nada...excepto ese escalofrío que recorre su cuerpo, se irá y al día siguiente no volverá a verlo, aunque sea en silencio, cinco minutos, aunque sea una mentira, no volverá a verlo, y entonces se da cuenta que algo se resquebraja, que las lágrimas amenazan con salir, y que dentro de su pecho falta algo, levanta la mirada, se enfrenta a la de él, vacía como siempre, ni una pizca de amor hacia ella, se obliga a doblegar lo que siente, cómo puede amar a una piedra? ni ella misma se lo explica.
-Creo que es mejor que nos despidamos ahora, para qué dilatar más tiempo está situación?. Antes de irte podrías ser sincero por un vez, y contestar a algo muy sencillo.
-Lo intentaré, aunque sabes que no suelo contestar nada de lo que me importa, porque lo que siento, o sentí, lo que fuiste o eres para mi, solamente es mío y no me gusta compartirlo con nadie, ni siquiera contigo. Así que pregunta, lo peor que puede pasar es que no te conteste, pero a eso estas acostumbrada verdad? . Te he acostumbrado muy bien a lo peor de mi, a que estés sola, a que no sientas si te amo  o no, te hago dudar cada día de todo, incluso de ti misma, a veces creerás que te vuelves loca, porque yo he hecho de ti también un trozo de piedra.
Vuelve a aparecer en ella aquella sonrisa amarga, falsa, hipócrita, esa que delata la desolación que la atenaza, una piedra, ella también es una piedra? y desde cuándo las piedras lloran? desde cuándo las piedras sienten dolor?. Ahora las lágrimas resbalan silenciosas por sus mejillas sin bajar la vista, será una piedra, sí, pero al menos es una piedra valiente, desnuda su alma en esa mirada, en esas lágrimas, tragándose su orgullo. Se arma de valor, deja en el olvido el único atisbo de amor propio que le quedaba y le pregunta:
-Alguna vez me has querido?-hasta la dignidad perdió en esa pregunta-.
El silencio se hace denso, eterno, frío, cortante, sus lágrimas siguen rodando una tras otra, calientes, silenciosas, amargas, tan densas como el silencio que los envuelve, él está mirándola, en sus ojos no se produce ningún cambio, como suele decirle siempre: me iré muy lejos de ti, donde no puedas encontrarme...algo que le decía en plan broma , pero que ella siempre supo que era verdad, y después de esas palabras se iba, sin darle importancia, la hacia esperar durante horas, días, y no venía, pero no era algo que hubiera planeado, no, sencillamente pasaba...
Ve como respira lentamente, como la observa, sigue llorando, ya nada importa, esa mirada, ese silencio...por ahí dicen que quién calla otorga, pues él ha otorgado todo lo que necesitaba, ni siquiera es capaz de decirle que no. Tan valiente con sus verdades y ahora no es capaz de decirle que no.
-No eres capaz de decirme que no? tú que presumes de hablar siempre tan claro que te entienden en todos sitios sea cual sea el idioma que se hable, y no eres capaz de mirarme a la cara y decirme: no , no te he querido, nunca.
Al final resulta que la única valiente aquí soy yo, no me importa reconocer que me he enamorado de ti, que te he querido más que a nadie, que ni dignidad tengo por estar contigo, que durante todo el tiempo que he estado contigo, he estado sola, completamente sola, porque tú no estabas a mi lado, pero no importa, ya nada importa, ni siquiera necesitas pronunciar las palabras, tu cobardía lo dice todo, ojalá tengas suerte! ojalá un día consigas tenerla como ella te tiene a ti.
Nos vemos cuídate.
Lo mira un rato guardando en su mente cada gesto, cada detalle del momento, de su rostro, de sus labios, esos que tantas veces deseó besar y no pudo, de sus manos, esas que de vez en cuando la acariciaban, y que ella adora por encima de todo, absorbe el color de sus ojos, y rememora una sonrisa, una de esas suyas con las que ilumina el mundo, todas las veces que echo de menos dormir a su lado, sentir su cuerpo junto al suyo, hacer el amor con él hasta que el mundo dejará de existir, mientras su piedra se va destrozando, tiene que reconocer que al menos se ha quedado ahí de pie, no se ha movido, al menos como consuelo no se mueve, e inconsciente se acerca a él para llevar en sus manos el tacto de su piel, caliente, viva...como él. Cierra los ojos, evoca ese beso que tanto añora, que tanto desea...e inconscientemente susurra: bésame, por favor, un beso, un último beso...mientras sus pies se ponen de puntillas para alcanzar su boca, para sentir esos labios antes de perderlos para siempre...pero nunca llega a ellos, él se aparta, como tantas veces, ni un atisbo de misericordia, por mucho que pida, él niega sin piedad alguna...pero ya da todo igual, por qué habría de obedecerle? no es nada suyo, nunca lo fue, no tiene por qué obedecerle, ya no.
Abre los ojos y antes que se de cuenta se apoya en él, y une sus labios a los suyos, ya no importa que él no quiera besarla, ya no importa nada, muerde con rabio el labio de él, lo atrapa, lo hiere, lo besa, hasta que él la aparta. El dolor aumenta, el daño a grado sumo llega hasta su corazón.
-No, nunca te he querido, y lo sabes, siempre lo supiste, si te quedaste fue porque quisiste, hice todo lo posible para que te fueras, nadie en su sano juicio hubiera soportado lo que tú has soportado, todas las humillaciones que te he hecho pasar, así que aquí la única estúpida has sido tú mujer, no vengas a hacerte la víctima ahora, no eres más que una.....solo la quiero a ella, lamento haberte conocido, falsa, eres una mentira, así que ....
Su ira ha ido en aumento, más ya da igual, ella nunca le ha importado, por eso jamás, jamás sintió un atisbo de celos, por eso ha vivido tan tranquilo siempre, solo ha sido una distracción y ella una estúpida, es cierto, en todo tiene razón.
Sus pies la van alejando del sitio donde han quedado, pesados, agotados pero se obliga a caminar, ha conseguido todas las respuestas que ya sabía pero que quería escuchar de sus labios, es extraño hasta el dolor es menor, ya no duele como creía, porque al fin por una vez ha cerrado las puertas, las heridas irán cicatrizando con el tiempo, con mucho tiempo, quizás hasta el final de sus días porque lo único que no puede negar de toda aquella absurda relación es que lo ama por encima de demasiadas cosas.

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