sábado, 13 de noviembre de 2010

TRAMPAS...


"Tiritan las estrellas, derramando luz,
 Usurpando el cielo, sus nombres,
 No queda gota por recoger...
 Las lágrimas agotaron los miedos,
 El silencio se llevó las últimas palabras,
 Sintiendo en todo momento...
 Acércate a mi tiempo, voy a replegar las alas,
 Cierra el espacio abierto de mi cuerpo..."

                                            Perséfone 6,1.

"Una vez más caminaba sin rumbo, todo había acabado siendo nada, sus pies le dirigían a algún lugar secreto, donde el silencio calmará su alma, poco a poco iba reconociendo lo intuitivo de su corazón, no es que estuviera cerrado, no, simplemente es que se había olvidado de usarlo durante demasiado tiempo...su nombre había quedado apocado al olvido, apenas recordaba como se llamaba en aquella otra vida...su espalda soportaba el dolor añejo de las alas, aquellas alas que en un tiempo pasado lo hicieron feliz, y que ahora lo abocan al retiro...sin posibilidad ninguna de olvido, más tampoco quería olvidar, tan sólo había olvidado su nombre, tampoco era grave aquello, ¿ a quién le importaba como se llamaba? había tenido tantos nombres!!! y ninguno se había ajustado tanto a él, como aquel extraño apodo...sí, ella siempre le llamaba "patoso", quizás era lo que mejor se ajustaba a su forma de entender el momento...ella...extraña mujer, tan extraña que había olvidado como se amaba, sin embargo a él le había traído todos los recuerdos amargos del amor...tampoco recordaba su nombre, ¿o quizás no quería hacerlo?, ¡daba igual! ahora él la perseguía en la memoria, en el tiempo y espacio perdido, allá donde estaba resguardada de cualquier dolor, o de cualquier frío...había descubierto que estaba vivo, porque había aceptado que quería...era difícil descubrirse así mismo tras aquella mujer, que siempre andaba diciendo que era el más torpe de los hombres...sus recuerdos siempre provocaban en él una melancólica sonrisa...ella...tan sólo ella podía provocar en él que una parte suya se hubiera ido tras ella, en realidad todo lo que era se había ido tras ella, ya no le quedaba nada, todo su ser vibraba y sentía...sí, estaba desarmado ante ella, ahora todo en él era fuego, y sin embargo nada había dicho, nada había demostrado, nada que no fuera...ya daba igual, era tarde...sus pies debían descansar tras sus alas, él debía volver al lugar de partida, reunirse con la luz, ser un único ser en aquella bóveda celeste, sí, aquella bóveda que había olvidado su nombre...sin embargo las imágenes de ella se revolvían en su mente...en sus oídos retumbaba el sonido de su voz, llamándolo patoso, y en esos instantes sus pies se paraban, y su mente buscaba una solución, la única posible en su situación, sí, arriesgada, porque quién podía solucionar su dilema ya estaba advertida por los dueños de sus alas, y sí, lo ayudaba podía provocar tal ira en ellos que nunca más pudiera recomponer un alma, ¿cómo iba a asumir él que ella perdiera ese don?...debía seguir andando...sin embargo ahí estaba ella, no sabía cómo, pero ella estaba frente a él, con un aspecto...nunca la había visto tan bonita, a pesar que aquellos hermosos ojos, por primera vez estaban triste...
-No te vayas por favor!!...mmm ella le pedía aquello, la primera vez que la veía suplicar...
-Mmmm, ¿por qué has venido? ¿por qué me pides eso?
-Porque patoso te necesito más que el aire para respirar...me acostumbre a tener que ir recogiendo tus pedazos, y sin ellos me es insoportable vivir...
-Lo siento...no tengo más remedio que hacerlo, no tiene nada que ver con lo que yo siento por ti, de hecho, yo tampoco sé vivir muy bien sin tus gritos...
-Ya...pero yo es que no sé vivir, esa es la gran diferencia, tú apenas saber vivir sin mis gritos, pero yo no sé vivir sin ti...
-Áy, niña!! ¿por qué me lo haces tan difícil?
-Porque soy así, ya sabes, hasta el final estaré contigo, te lo dije, no iba a abandonarte, no pienso hacerlo, y si he de ir al cielo o al infierno por estar contigo, dispuesta estoy, lo que tengo claro es que sin ti no voy a estar, nunca...
-(las lágrimas comienzan a caer por las mejillas de él)Pero pequeña no puedes venir conmigo...lo siento, mejor vete (se rompe por dentro)
-No pienso hacerlo...lo siento(ella no deja de llorar mientras se abraza a él, como si ese lazo fuera irrompible)
De repente en la noche se hace el día...vienen a buscarlo, reclaman las alas perdidas, ella se aprieta con más fuerza a él, nota como se va elevando del suelo, las lágrimas de ambos se reunen, alza la vista hacia los ojos de aquel patoso hombre, y se encuentran, se embeben, se pierden, el tiempo hace un favor y se detiene, en ese momento, en esa mirada...el tiempo se ha detenido...extraño, a pesar que ellos están ajenos a este hecho, no se dieron cuenta de nada, tan sólo se pierden absolutamente en sus miradas...más el cielo ruge, reclama nuevamente sus alas, a su ángel, más la fuerza de ella parece provenir de algún lugar remoto, allá dónde sólo el amor tiene fuerza...se aferra a él, no lo deja marchar, sus pies también se elevan junto a él...lo mira, tan sólo lo mira, sonríe, y sabe que no podrá ir con él mucho tiempo, pero le da igual, tan sólo quiere luchar por él, tan sólo luchar...sus palabras suenan en el espacio: te amo patoso mío...las lágrimas de él fluyen con más ganas, de su garganta nace un desgarrador grito, sus alas se despliegan completamente, baja la cabeza, la abraza, la une a su cuerpo, y por primera vez en aquel momento, la besa...interminable como el tiempo que se les escapa...-no te vayas, por favor, no me dejes-...ella no soporta más, sus pies comienzan a resbalar, y movida por no sabe qué, grita: por favor, por favor, tejedora de almas...él alarmado, la mira, no puede saber, aquella no puede atender aquel grito, si lo hace...más ya es tarde, un sonido familiar llena el cielo...el tintineo rítmico de una aguja al coser...NOOO...-grita él-...más en ese momento el cielo para, sus alas caen al suelo, y su pequeña a su lado...ambos unidos para la eternidad...más del cielo reclaman su presa, ya no hay vuelta atrás, ambos miran con desesperación como una figura femenina es arrastrada por aquella luz, del cuello una lágrima...en sus manos aguja e hilo de plata, su cuerpo casi inerte se eleva, ya no cabían más trampas...¿o sí?...una única persona no iba a dejar que se la llevaran...del suelo salen llagas, en tropel llega aquel dios herido en busca de su mujer...antes que acabe la luz, la acoge en sus brazos, la despierta con un beso, y le susurra al oído: ay, amor...siempre haciendo trampas...

2 comentarios:

  1. q alegria volver ha leer a mi keridisima persefoné!!! es una historia preciosa.. llena de esperanza, de amor.. de anhelos.. algo q pudo ser y no fue.. pero sigue luchando por lo q cree.. me ha gustado muchoo... hacia mucho q no leia de ella!!! me kito el sombrero ante tal narración.. deja un sabor agridulce.. pero.. también un grito de esperanza..!! gracias mi vida por volver ha escribir sobre mi tejedora de almas favorita...!! te kieroo muchoo y te me cuidas por faa!! miles de besinoss

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  2. orrrrrrrrrrrr pero q te has tomado para escribir esto???, jajaja menudo colocón psicológico acabo de pillar con leer, no te cuento cómo debías estar tú o cómo acabaste al escribirlo! ufff
    Mundial!, vamos, como si me hubiese metido sabe dios qué ;)
    Me resulta complicado hacer un coment coherente jajaja, creo q hasta rompería la magia del coloque q se pueda pillar el lector, me limitaré a decir q bueno, eso de luchar hasta el último momento me ha gustado :P

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