sábado, 17 de diciembre de 2011

UN DIA DE VACACIONES...





“Caminaba alegremente con su cesta, balacéandola mientras iba canturreando una canción que inventaba conforme iba danzando saltarinamente en sus pasos, el sol acompañaba tan alegre actitud, y su cabello ondeaba al viento suavamente, buscando alguna traviesa rama de aquel bosque creado a veces tan sólo para ella.. hacía demasiado tiempo que no estaba tan feliz, pero aquel día lo era, había vuelto a su sitio, estaba llenando de vida la tierra, sus flores nacían a sus pies, a sus pasos, y los árboles, arbustos, se inclinaban a su paso para derramar el verdor más absoluto. Ella inspiraba aquel aire, qué había extrañado tanto!!; apenas recordaba cuando había sido la última vez que había sido humana, tan sólo aquel rastro de lirios, decía quién era aquella particular joven que no dejaba de mirar al sol cómo sino existiera, o cómo si para ella cuánto menos era lo más extraño que había visto; y su cara vestía una radiante sonrisa mientras iba pensando en el contenido de su cesta…frutas frescas, bayas, moras, arándanos, todo lo que el bosque la había proveído, su voz se alzó en el aire entonando aquella cancioncilla que su corazón iba desgranando a pasos agigantados, como cuando era niña y se dedicaba tan sólo a ser feliz…a pesar que todo había cambiado, hoy, no sabia porqué su espiritu había vuelto, lo había hecho con fuerzas, estaba siendo aquella niña despreocupada que vivia cada segundo del día con la impaciencia de un recién nacido que abre los ojos para ver por primera vez que le rodeaba…era sencillamente feliz…todo parecía perfecto,pero ella sabía, que no duraría, o si? Hoy todo era posible, y si por una vez sucedía un milagro sin que tuviera qué entregar nada? Y si esta vez era ella la receptora de aquél milagro? Ser por un dia libre de ataduras, asi mirando el sol, acariciándola, dar vueltas por entre las flores, abrir los brazos y comenzar a reír mientras una lluvia de pétalos la acompañaban en su danza, siguiendo la dulzura de aquella voz que canturreaba a su hermosa privamera, entre risas y letras salidas de sus labios, comenzaron a nacer múltiples lirios de todos los colores, haciendo una alfombra a sus pies, sin que ella fuera consciente de que sus lirios la estaban acompañando en su camino a casa…y de entre todos había  venido uno, a buscarla, a decirle que lo sentía mucho pero que alguien en algún lugar reclamaba de sus atenciones…o?....su cabeza deja de girar, como atraída al suelo por alguna fuerza que no sabía…y al hacerlo, se ve enfrentada a su más amada posesión…allí, justo a sus pies, estaba su amado lirio negro…pero en su espectacular forma humana…ella sonríe plenamente, nunca había dibujado tan espléndida sonrisa, a tal punto que el sol carece de brillo al lado de aquella sonrisa, extiende su mano para tocar a su acompañante, hace una graciosa reverencia para invitarlo a bailar, haciendo que uno de los bucles de su cabello acaricie la mano de él, provocándole un escalofrío interno a aquel lirio que tanto la echa de  menos!, le sujeta la mano, adelanta un pie, y la pega a su cuerpo para iniciar el rito del baile, pegado a su cuerpo, acariciando con sus labios el cabello de su amada, aspirando el olor que de ella emana, ese tan particular que él le regala…baja la cabeza buscando sus mejillas, y deposita lentamente besos que la van haciendo sonrojar, tras tus pestañas, en sus párpados, en sus mejillas, hasta llegar dulcemente a sus labios, bajando una ruta por su cuello, sus hombros, dejando a su paso su propio cabello tan negro como la noche, que ahora mismo los acogía, en su intimidad más precisa el cielo les había dado cobijo, apagando sus luces, asomando una tímida luna acompañada tan sólo de una constelación para dar a aquella singular pareja la intimidad que necesitaban, en aquel cadencioso baile ambos iban haciéndose el amor despacio, a un ritmo inusualmente tranquilo, sus manos recorriendo el cuerpo del otro, sin dejar de mirarse en la profundidad de aquellos ojos, los de su lirio tan negros como pozos insondables, los de su tejedora, tan mudables como el cielo eterno, ahora oscurecidos por la pasión que desata…sus manos se encuentran a medio camino, se sondean, se sienten, entrecierran los ojos, bajan sus manos mientras se van desnudando el uno al otro, de los pies de su lirio nacen larguisimos pétalos haciendo un hermoso capullo donde encerrarlos, él se tumba sobre uno de ellos, completamente desnudo para ella, la mira, la embruja, extiende los brazos para que ella embriagada por las sensaciones que la recorren se una a su cuerpo, cosa que hace apoyada por otro pétalo apoyado en su espalda, y así se sienten completamente, acariciados por aquellos enormes pétalos que se cierran justo en el momento en que ellos sellan sus cuerpos…”


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