"La tarde iba cayendo lentamente, las primeras estrellas alumbraban el firmamento, comenzaba la lenta puesta del sol, para él era lenta, puesto que todas las tardes iba asumiendo el mismo ritual, su puesta de sol, el nacimiento de las estrellas en el cielo, la oscuridad empezaba a teñir el horizonte, mientras la luna débilmente alumbraba su cuerpo, esa luz, que para él resultaba cálidamente dolorosa; a veces, pensaba que el tiempo era demasiado absurdo e inclemente, como si sus alas dolieran, otras como esta noche, simplemente dejaba vagar el pensamiento a través de aquel inclemente paciente, y se reflejaba en sus inagotables agujas, nada quedaba inmóvil a su paso, todo era remodelado, crecía, nacía, envejecía, sufría...sí, el tiempo iba transformando todo ser vivo, fuera cual fuera su naturaleza, él era la mejor muestra, sus cabellos ahora se teñían paulatinamente de canas, sus ojos cansados se ocultaban tras aquellas gafas, y sus manos endurecidas acariciaban con más delicadeza, ahora que sabía el significado de las caricias, antes no había aprendido a acariciar, ni tan siquiera a tener en cuenta aquellas silvestres margaritas, ahora, ahora todo era diferente, porque el tiempo...o quizás ella...sí, probablemente su tiempo tenía nombre de mujer, con ella había aprendido a acariciar los lugares secretos del alma, había transportado las municiones del corazón hasta un lugar protegido del dolor, y con ella había aprendido también las primeras caricias que despiertan un cuerpo dormido...el suyo estaba dormido hasta que ella lo tocó, entonces supo que todo el tiempo anterior había sido en vano, había sido perdido...ahora, este ritual lento, lo acercaba cada vez más a su hora esperada, a su tiempo real...ella no tardaría en llegar, la vería venir como siempre, con ese caminar característico suyo, medio cansado, me dio sensual, tan sólo ella podía unir algo tan diferente en una forma de caminar...(automáticamente se dibuja una sonrisa en su rostro), ella y su forma de mirarlo, aquellos insondables ojos que no tenían fin al mirar, que sólo tenían principio, comienzo, amor, tranquilidad...( su mirada inconsciente la busca), aquella sonrisa que iluminaba su día, que lo hacía volverse para saber que ella estaba ahí, que le sonreía...(su boca se tuerce en gesto reflexivo), poco a poco su cabeza baja y posa la mirada en aquella margarita...extraña flor, su color morado, la hacía diferente, y ella también lo era, como su flor favorita, ahí estaba tocando los pétalos delicadamente con sus largos dados, intentando llegar al alma de la flor para pedirle por favor que fuera amable y llegará hasta su amor...En ese momento escucha en el viento el sonido de una voz conocida, peculiar, como de costumbre viene hablando sola...debe ser su torpeza la que la hace hablar con el tiempo...
-Has visto la hora qué es? otra vez llego tarde, y todo eso es por tu culpa, tú has tenido la culpa que me retrase, por qué no te puedes poner en hora como todos los relojs? es qué no te enseñaron a funcionar bien?
-Ahora cuando llegue a ver como me disculpo, y además verá otra cosa, me faltan los zapatos, se me perdieron por llegar corriendo, aquel hombre aprovecho que yo corría para robárbelos, a ver cómo le digo que he perdido los zapatos?
Él se levanta, y nota como la flor se ha quedado en su mano, le da las gracias, por el regalo, la guarda con mimo, se vuelve hacia donde la está escuchando...la luna la alumbra en ese momento, y la ve venir discutiendo como siempre, sin zapatos, y con el dobladillo de la falda caído...mmm aquella mujer nunca aprendería nada del tiempo, o quizás lo había aprendido ya todo...la cuestión es que no hay nada que desee más que estar con ella...
-Amor, no me mires con esa cara, yo no he tenido la culpa, a ver el reloj se ha quedado parado, y yo pues no me di cuenta, pensaba que las horas no pasaban, porque cuando sin ti, las horas se hacen siglos, y me dije, pues hoy más que nunca es una eternidad...en fin!! cuando pase por delante de la cafetería, vi realmente la hora que era, así que eche a correr, pero perdí los zapatos, y un hombre aprovecho para quitármelos, y...
Él la interrumpe con un gesto, abre su mano, le muestra la flor, le sonríe, se acerca a ella, y con una lentitud parsimoniosa apresa sus labios en los suyos, la saborea, cierra los ojos y aspira aquel dulce tormento...poco a poco ella se abraza a él, se une a su cuerpo, utiliza la flor que le ofrece para ponerla en su pelo...ya no importa nada, no existe el tiempo, no existen las horas, todo se ha detenido en ese mismo momento...ella tan sólo piensa que el resto del universo no existe...
Aquí estáaaa!!!, el relato q lei primero nada más entrar en el blog!, mi primer contacto con esta larga lectura :)))))) uyyyyyyyyyyyyyyyyy me ha encantado!, ya te lo dije en mi primer coment!
ResponderEliminarPos nada, paso al siguiente jajaja ;)