miércoles, 30 de noviembre de 2016

UN CASI ENFADO....


"Entre las sombras de la noche,
 aparece la estrella más sombría...
 Entre los huecos de mis paredes,
 aparece la visión más horrenda...
 Entre mis costillas y mi piel,
 aparece el recuerdo más oscuro...
 Entre tu camino y el mío,
 aparece inevitable el destino...
 Entre tus labios y los míos,
 aparece inexorable la mentira...
 Perséfone restablece el silencio del principio...."

                            Perséfone 13.9

"La playa estallaba en tormenta, el vaivén de las olas arrastraba el cordón de protección estallando en las altas piedras, el sonido del viento despejaba cualquier forma pacifica en el alma de cualquier persona, excepto en la de ella, allí estaba impertérrita a la tormenta, una figura apenas visible, frágil, ondeando al viento su melena, sin embargo sus pies se hallaban firmemente plantados en el suelo de aquel risco, mirando la magnificencia de la tormenta, de aquella tormenta que arrasaba con la costa, que había hecho evacuar todo el pueblo, más ella parecía ajena a todo lo que ocurría, al ruido de las sirenas, a la luz alerta del faro, a los gritos de los ciudadanos, simplemente estaba fija en la ira del mar que extrañamente se detenía a sus pies de ahí no pasaba, la rodeaba, la alzaba y volvía a depositarla en el suelo sin mojarla, sin tocarla, era lo más curioso de la imagen que aquel hombre se había detenido a observar.
Hacía horas que habían llamado a la evacuación por la alerta de aquel fenómeno atmosférico, en su huida hacia la protección se había quedado mirando a la mujer que había en medio de aquella turbulencia, sino fuera porque era imposible pensaría que aquella mujer estaba provocando la ira del mar, o...si fuera aún más lejos creería que el mar a la única persona que no quería dañar era a ella, fuera lo que fuera, sin darse cuenta él mismo también se había quedado allí plantado ajeno a que el agua tampoco lo mojaba ni el viento lo azotaba, era un espectador peculiar...
La tormenta azotó con más fuerza, los bomberos y ayudantes de protección civil llegados a este momento se alejaron del lugar, la ola que se erguía frente a ellos debía medir al menos 12 metros... algo inaudito en aquel pueblo de aguas tranquilas y pacificas hasta el día de hoy, ni siquiera lo más ancianos habían visto una tormenta medianamente mala en aquella zona, cuánto más una tormenta de esas características, pero estaba ocurriendo.
Cuando la ola iba a impactar justo con la hilera de casas y destrozarlas, la mujer levantó una mano y la detuvo justo en el aire, él que había observado la escena quedó sin habla, sin respiración, sus sentidos le estaban gastando una mala jugada, porque nadie podía hacer eso, la magia no existía y las personas mágicas menos aún, así que debía ser una casualidad el gesto...aunque sabía que era imposible, la ola se había detenido bruscamente alzada a toda su altitud y destrucción, suspendida de la nada, hasta ir cayendo poco a poco al agua otra vez.
-No deberías estar ahí humano-aquella voz suave, dulce, candente contrastaba con la ira de la tormenta.
Él incapaz de contestarle, sabía que había sido ella, no podía ser de otra forma, era el único "ser" que había en aquel lugar aparte de él.
-Sí, sé que es difícil asumir lo que estás viendo, tampoco sé porque he permitido que te quedaras mientras desahogo el dolor de mi pecho.
-El dolor de tu pecho-al fin pronuncia algunas palabras, apenas audible.
Ella aún de espaldas a él, en el mismo sitio, mueve las manos y el mar vuelve a rugir junto al viento creando un magnifico tornado en el agua del mar, cada vez más y más grande...
-Quieres destruir el pueblo? la zona?
-No, si quisiera ya no quedaría nada
-Entonces qué quieres destruir mujer?
-Nada, a mi misma, hoy es un día nefasto, me acabo de dar cuenta que él jamás me ha amado y que yo no he querido verlo.
-Todo esto es por un hombre?
Aquella pregunta, hecha de aquella forma tan crédula la hace volver la vista y fijarse en el humano que esta allí de pie, alto, moreno, de ojos increíblemente oscuros como el cielo que ella ha creado, desafiantes, sardónicos al mirarla, extraño humano...
Mueve las manos y detiene el tornado, el agua, el viento, y la playa vuelve a adquirir su habitual tono pacifico, surrealista, idílico, la playa del amor en otros tiempos.
-No te parece motivo suficiente humano?
-No creo que haya amor suficientemente fuerte para destruir nada, mucho menos a ti mismo, no creo en ese tipo de amor, si un amor te hace desear tu destrucción no es amor.
-Interesante apología humano, sobre todo viniendo de un hombre.
-Por qué, acaso los hombres no tenemos corazón también?
-No, la mayoría de ellos no lo tienen, aunque quizás tú sepas algo de corazones, por qué?
-Porque nací con el, creo...-es una ironía innata en él que ha salido involuntaria sin percatarse realmente de la situación-
-Tú ironía también me dice que eres un resentido, así que en algún momento alguien te hizo suficiente daño como para convertirte en esto que hoy veo ante mi.
-"Esto", quizás sea la mejor definición que nadie haya hecho de mi, eso he de reconocerlo, llegado a esta altura de mi vida no me considero ni ser humano.
-Quizás eso es lo que hizo que mi inconsciente te dejara ahí, quizás estás tan resentido como yo, o más...
-No sé porqué estás resentida tú, yo te puedo garantizar que no estoy resentida, triste, dolida, en un principio casi enfadada, pero no resentida...
-Casi enfadada...curioso la aseveración, si estando "casi enfadada" eres capaz de crear semejante tormenta cómo sería estando realmente enfadada?
-No habría tormenta, el agua literalmente se hubiera tragado todo lo que ves en cuestión de segundos, sepultando para siempre cualquier forma de vida por y para siempre, pero eso tan solo hubiera pasado si hubiera perdido la consciencia, si hubiera rallado en la locura, perder la cabeza, aún no lo hice.
-Aún...eso quiere decir que serías capaz de hacerlo?
-No creo, en caso de ocurriera sería un acto reflejo, algo que ni yo misma me daría  cuenta, mi corazón hubiera sido capaz de sentir tanto que se hubiera desconectado de mi alma, y ambos hubieran perdido la noción del tiempo, aún no lo he hecho, no creo que lo haga humano, como tú dices quizás nadie merezca que eso pase.
-Quién te hizo tanto daño mujer? quién te otorgo semejante poder sobre el agua?
-Este poder me lo dio alguien que conocí mientras nacía, me enseño a dominar el mar porque me dijo que sería útil para defenderme o para desahogarme, es la primera que lo pongo en práctica en mi vida, y realmente desahoga...no diré el nombre del ser que me enseñó es algo que guardo para mi, pero al menos él siempre fue alguien beneficioso para mi.
-Yo tuve alguien beneficioso para mi durante muchos años y la alejé de mi vida, con desprecios, con mentiras, con falsos besos, hice que se fuera porque no la podría amar...sin embargo...
-La amaste?
-Más que a mi propia vida, pero me lo busqué solito, yo provoqué su huida, la alejé, la destrocé sin merecerlo, la arrastre al fondo más profundo de mi oscura alma, y después de superar todo eso, le dije que se fuera y no volviera más.
-No ha vuelto?
-Nunca...ella siempre cumple su palabra, no te conté esa pequeña parte de la historia, ella jamás falta a su palabra, y le hice dármela para asegurarme que jamás flaquearía por su bien, creo, me engañé como de costumbre, pero ella dio su palabra...
-Una persona es capaz de mantener la palabra a pesar que le duela, que la destruya, que esté muriendo todos los días? en serio existe una persona así? no mientes hombre?
-No, desgraciadamente para mi, no miento, mujer, ella puede estar muerta como tú dices, pero cada día se levanta y sigue aparentemente con su vida ordenada, como si nada hubiera pasado, siguiendo los días, los meses, los años muerta, pero manteniendo su maldita palabra-deja escapar un risa gutural, antinatural.
-Si yo fuera así hubiera destruido este sitio...
-Pues demos gracias que no lo seas....al final en esta extraña tarde nos hemos conocido, quizás por el destino, o quizás...
-Porque mi protectora haya querido...
-Tu protectora?
-Creo hombre que al final hoy será tu día de la suerte...
-Mi día de la suerte, por qué?
-Quieres que ella rompa su palabra verdad?
-Más que nada en el mundo, si pudiera localizarla, vendería mi alma por tenerla un instante...
-Seguro de eso?
-Más que nada en el mundo.
Ella lo mira enigmáticamente, sonríe como un ser malvado, agita su mano y de su cuello descuelga una lágrima...
Él atónito comprueba que de esa lágrima se hace presente ella...la mujer que siempre cumple su palabra..
-Cómo...?-perplejo mirando la escena-
-Tendrás que pagar un precio humano
-Pídeme lo que quieras
-Tu alma, ahora mismo.
Aunque no le encuentra sentido a las palabras, volver a mirarla un instante con aquellos grandes ojos fijos en él, con aquellos dulces labios, con sus blancas manos, su piel infinita...ella, su ángel, su salvadora y también la mujer más cabezona y recta del mundo...
-Cógela, solo concédeme un momento antes de irnos, necesito abrazarla por última vez, sentir sus labios antes de irme...
-Adelante humano.
Se acerca a ella, coge sus temblorosas manos, sus silenciosas lágrimas que va besando una a una, siguiendo el camino hasta sus labios, cierra los ojos, piensa que su alma se está despegando, más lo único que necesita antes de irse es ese beso, ese último beso...en el desgarrador dolor de la inconsciencia oye un sonido extraño, como un tintineo...
-No es justo que aparezcas tejedora, él me lo concedió por voluntad propia.
-Y por voluntad propia yo te llevo conmigo escribiente, o te arrepentirás de querer destrozar algo así, lo sé.
-No, no lo haré, yo estoy igual de destrozada, no merezco acaso devolver lo que me hicieron?
-No, nadie merece devolver tanto dolor ni odio escribiente, tú menos que nadie, qué te paso para haber llegado a este estado? qué hubiera pasado si Hades no me hubiera avisado que estabas controlando la tierra y no el mar?
-Él, por qué nadie me quiere como él a ti?
-Shhh no digas eso escribiente, a ti te quieren tanto o más que a mi, solo que no puedo decirte en este momento...
-Mentiras para tenerme contenta, ya no puedo más, no recuerdo, no recuerdo sus besos, lo entiendes???????!!!!! he dejado de recordar sus labios....
Se deshace en lágrimas, se desploma sobre el agua, y confiesa abiertamente que está dejando de recordarlo...
-No pasa nada mi consentida niña, ven conmigo, duerme otra vez, yo haré que recuerdes otra vez sus besos, confía en mi, ven, dame la mano...
La mira entre el torrente de lágrimas, y despacio se coge de aquella mano tendida hasta volver a formarse en el cuello de persefone aquella lágrima que la identifica, que la quema, que la hunde, que la marca.
Nunca jamás había sentido tanto dolor como en el momento de volver a engañarla...

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