domingo, 18 de septiembre de 2016

DOS PALABRAS....


"Desde lo profundo de mi mente,
resuenan dos palabras: eres una mentira...
Desde lo profundo de mi corazón,
repiquetean dos palabras: sueños rotos...
Desde la suavidad de mi piel,
se infunden dos palabras: sin pasión...
Deberías haberme olvidado
antes de pronunciar estas palabras: no me has querido...
Esta historia tiene un final,
Perséfone cumple la sentencia."

                              Perséfone 14.1

"Había llegado el momento, todo había sido decidido desde que se levantó aquella mañana, ya no habría más mentiras, ni desilusiones, ni desgastes, ni trampas...era el momento de asumir la realidad y ejecutarla, al fin se había dado cuenta que ella no lo amaba, nunca lo había hecho ni lo haría, tan solo había que echar la vista atrás para identificar en su proceder la falta de amor que hasta hoy no había sabido ver.
Su mente divagaba por los días pasados juntos, por las escasas noches en que había permitido que la amara, sus miles de excusas sin sentido, vacías, por la cuales era imposible que hicieran el amor...Había aceptado todo aún sabiendo que lo que decía era mentira, sencillamente no lo deseaba, con el tiempo fue viendo que el resto de parejas era muy diferente, porque quién no se amaba, se deseaba, y aprendió algo fundamental, sin deseo una relación amorosa no funciona, eso lo convierte en algo tan sencillo como una amistad.
Sus acciones diarias eran otro indicativo que las cosas no funcionaban, que nunca lo harían, ella hacía su vida completamente independiente, mientras él esperaba que llegara para hacer planes...
Ya daba igual, no iba a llamarse más veces tonto, ya no, de qué serviría hacer algo así?.
Había quedado con ella, en el lugar de siempre a la hora de siempre, solo que ella, como de costumbre había decidido que iría un poco más tarde, porque tenía algo que hacer antes. En el tiempo que esperaba, cuatro horas, le había dado tiempo de pensar en todo, todo lo pasado, y se había ratificado en su decisión, se lo había puesto muy fácil al final, hasta ese último día estaba siendo la egoísta que era siempre...
Pidió algo de cenar, lo hizo con tranquilidad, tenía todo el tiempo del mundo...después se tomó un aperitivo, un par de bebidas, y no sabía qué hora era cuando se dignó aparecer.
-Hola, disculpa que se me hiciera tan tarde, pensé que te habrías cansado, lo siento mucho de verdad.
-No, no me he cansado, no tenía nada mejor que hacer, hoy tenía todo el tiempo del mundo para esperarte, llegarás cuando llegarás, mañana...
Un silencio prolongado siguió esas palabras, que captaron la atención de ella, su voz, sus gestos, eran diferentes, no sabía bien en qué o por qué pero notó que él estaba diferente.
-Yo no pensaba llegar tan tarde pero casi sin darme cuenta, empezamos a hablar, una cosa llevo la otra , acabe cenando...por cierto has cenado? perdona, ni siquiera me acordé de avisarte que lo hicieras..
-Sí, he cenado, tranquila, no era necesario que me avisaras, soy mayorcito para comer cuando tengo hambre mujer.
Esa respuesta también la dejó descolocada, su tono de voz, sus palabras, su sonrisa...parecía todo raro, no lo recibía con un beso, ni con los brazos abiertos, con su buen humor, con la resignación de la espera, ella lo había acostumbrado...
-Te encuentras bien? estás enfadado? De verdad que lo siento, sé que está vez he llegado demasiado tarde, y que no me he portado todo lo bien que debía portarme, pero...
-No, no estoy enfadado, no, no has llegado más tarde de lo que me tienes acostumbrado. Te esperaba porque tenía que hablar contigo, eso es todo.
-Hablar? Pues dime qué tienes que decirme?
La mira profundamente a los ojos, recuerda el momento que la conoció, su bonita sonrisa, sus mentirosos ojos, la experiencia para engañarlo, su picardía...todo en ella ha seguido igual, en cambio él se ha cansado de esa mentira, era tan egoísta que no se había molestado un ápice en cambiar. Últimamente le había dejado indirectas para que la dejara, para que se fuera, pero como no lo había hecho, había ido aumentando sus "despistes" para forzar una situación que él ya no aguantaba más.
-Enhorabuena...-un silencio sigue esa palabra, un escalofrío la recorre al escucharla-
-Enhorabuena, por?
-Ya no necesitas forzar más la situación, lo has conseguido, hemos acabado, tú sigue tu vida, yo la mía. Me he cansado de tus niñerías, de tu falta de cariño, de pasión, de amistad, de confianza...Es hora de irnos, ni merece la pena que alarguemos esta conversación, es tarde y quiero descansar en paz, al fin podré descansar en paz.
-Estás hablando en serio? sé que llegué tarde, pero es para tanto esta reacción tuya?
-Reacción mía? ja...sino fuera porque sé que estás fingiendo todo hasta te daría un premio...mujer dejémoslo ahí. Buena suerte en tu vida, yo haré lo que pueda con la mía.
Puso un par de billetes sobre la mesa, se levantó y se fue.
Ella se quedó pensando en lo absurdo de aquella reacción, creyendo que mañana sería otro día, que la llamaría y le pediría perdón por aquel berrinche, pero...
En los meses que llevaba sola había analizado su comportamiento, sabía que él tenía razón en lo que le había dicho, se había comportado como una estúpida engreída, necesitaba respirar, estaba cansada de él, de su forma de ser, de que la quisiera, de que nunca se quejara, de que siempre la esperara,  era, tan ...patético.
Sin embargo ahora que no estaba, lo echaba de menos, sus manos, sus miradas, su forma de decirle te quiero, de esperarla...no tenía nada y se había equivocado al apartarlo de su lado, pero no había nada que hacer, él había desaparecido de su vida para siempre, no quería nada más de ella.
Tenía una oportunidad, una sola, aquella lágrima que le habían regalado, aunque fuera superstición, pero...tenía que usarla, pedirle que él volviera.
La rompió contra el suelo, se derramó aquel líquido, aquella lágrima y sorprendentemente ante sus ojos apareció una mujer extraña, aguja e hilo en sus manos.
-ummm Quién eres? qué quieres? quién te dio esa lágrima?
-La lágrima me la dio una joven en una feria de brujas o algo así, me dijo que si me equivocaba en cuestión de amor, la rompiera y todo quedaría solucionado.
-Dependerá que quieres, que hiciste, y se aplicará la sentencia correspondiente.
-Sentencia? a qué te refieres con eso mujer?
-Cuenta que quieres y por qué, el resto lo hará la dueña de la lágrima.
No entendía muy bien que estaba pasando pero relato a aquella mujer su actitud, su comportamiento y le pidió que enmendase su error e hiciera que él volviera con ella.
-Una última pregunta antes de aplicar sentencia, sé totalmente sincera al contestarla porque de ello dependerá que se aplique o no sentencia. Por qué quieres realmente que él vuelva?
-Porque me equivoqué con él, y querría una segunda oportunidad y no se llevara esa impresión de mi.
-Vaya, la respuesta más fría que oí en toda mi dilatada vida, si hubiera sido porque estás enamorada de él, te lo habría devuelto mujer, pero sigues siendo la misma egoísta de siempre, así que se ejecute la sentencia.
Aguja e hilo se levantan ante la mirada de aquella mujer, formando una nube blanca que la ata, una espiral de imágenes que la hacen ver la crueldad y egoísmo de su manera de amar...
Una vez se hubo marchado la tejedora en la estancia solo queda una mujer en el suelo, sudando, con los ojos idos, diciendo únicamente dos palabras: sin perdón.

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