sábado, 6 de febrero de 2016

YUE...


"Ha llegado el momento, suena hasta raro esta conversación Chronos entre tú y yo.
-No te preocupes tejedora, tenía que llegar...
-Desde cuándo no lo ves?
-Desde el día que lo desterré al paraíso del viejo...
-Él lo sabe? Sabe qué fuiste tú quién lo salvó?
-No, ni nunca lo sabrá, a no ser que tú se lo digas, y creo que eso es algo que no va a pasar...
-Ella es demasiado importante para los dos, aún no entiendo cómo habéis podido respirar el mismo aire mientras ella estaba en la mitad..
-Es fácil-la sonrisa dice lo contrario, es un rictus de sufrimiento verdadero-
-No te creo pero aceptaré la premisa, tengo que decirte que he sido yo quién la ha escondido, hoy él no la verá, lo siento...
-Por qué tejedora? No puedes prolongar la agonía antes o después han de llegar a encontrarse, yo no lo impediré, porque ellos son...
Un sonido proveniente del cielo interrumpe las palabras de Chronos...
Ambos levantan la cabeza, aunque no necesitan mirar para saber quién es.
Aquel ángel siempre fue el más apuesto de todos, elegante, austero, con una cara indefinible, aunque él no era consciente del parecido que tenía con el dios del tiempo...
-Hola a ambos, no esperaba menos de vosotros, supuse que utilizaríais alguna estrategia para evitar el encuentro con ella...
-En realidad lo hice yo-responde la tejedora-Chronos en ningún momento ha interferido en tu juicio, pero yo, soy como soy, me gusta poner las cosas fáciles a los que se aman, excepto a ti juez, porque no sé por qué a veces parece que no sabes querer...
-Supongo que es una opinión contrastada, verdad tejedora? tú no deberías estar aquí, ni él...
-Lo sabemos aunque no vamos a interferir-ahora es chronos quién habla-simplemente vinimos de espectadores, te puedo garantizar que la tejedora cumplirá con su deber y la traerá ante ti.
-En serio he de hacer eso amigo?-Perséfone atónita-
-Sí, tramposa, en serio, por favor-primera vez que el dios del tiempo pide algo por favor, él normalmente ordena o lo crea por sí mismo...
-Sí esa es tu voluntad Chronos, así sea.
Aguja e hilo se mueven al compás abriendo una llaga en tierra para que la escribiente se haga presente entre ellos.
La expresión de Yue podría ser de una estatua perfecta sino hubiera sido por eso pequeño brillo que ilumina sus ojos platas, o por el sonido del corazón que insonoro para los humanos, para la tejedora, no.
Chronos los observa fijamente, ve el despertar de ella, siempre ella, su corazón siente su fuerza, su alegría, aquella forma extraña de amar, que en ella es innata, es su amor, su único amor, pero nunca lo supo, él si sabe borrar la memoria...
Abre los ojos procurando que la luz no la dañe, de repente desapareció de la casa de aquel hombre, del cuerpo de aquella mujer, y está tomando consciencia de su propio cuerpo, de su propia alma, y de que aquellas tres personas tienen sus miradas puestas en ella, cada uno la mira de forma diferente pero en todas puede sentir que la aprecian, incluso que la aman...
El hombre de extraños ojos la mira con dulzura, a pesar que nada en su rictus lo pareciera, la mujer la mira con infinita tristeza, con pesar, como queriendo llevársela de aquel lugar, a su lado esos extraños artilugios que la trajeron a este sitio, por qué la traerían si ella en su semblante parece decir lo contrario? y el tercero que la mira es...su mente se bloquea, se queda sin palabras, es como si corazón y su alma hubieran reconocido en él su propia vida, sin embargo sus ojos parecen sujetos a algo tremendamente estricto...
-Lo siento, no sé qué hago aquí-son las primeras palabras de la escribiente(aunque ella no sabe qué lo es)-
-Nosotros te dejaremos a solas con él-señalan al hombre de los ojos de plata- él-se refiere a chronos- y yo-Perséfone- nos vamos, no podemos estar aquí, ni escuchar nada de lo que aquí se hable, aunque si necesitas ayuda, no olvides llamarme, tan solo di: tejedora y vendré.
-No entiendo nada-responde la escribiente-pero si necesitará ayuda así lo haré, gracias.
Después de esto ambos desaparecen del plano en el que todos estaban...
-Chronos permíteme hacer trampas por esta vez, nos he ocultado con una de mis telarañas mágicas, o también quieres que nos vayamos realmente?
-No, así está bien, quizás pueda necesitarnos...
La sonrisa de la tejedora pasa desapercibida para el dios del tiempo que está sujeto en mirar aquellos dos seres que quedaron frente a frente.
-Hola, me dices quién eres, qué hago aquí, por favor?-es la escribiente quién toma la palabra.
-Hola, soy Yue, un juez designado por el cielo para ajusticiar a los infractores de sus leyes, tú has infringido unas cuantas a lo largo de los siglos, y ahora tengo que ajusticiarte y ponerte condena...
-Yo?durante los siglos? Soy humana, mírame, has debido equivocarte con otra persona, eso que dijiste no tiene sentido...
-Sí, sí lo tiene, solo que la tramposa que estaba antes aquí, la famosa tejedora te ha estado protegiendo, borró tu memoria y te escondió en la piel de otra persona para que el cielo no te alcanzase con su castigo...
-Eso no tiene sentido, no sería entonces ella a quién castigaran?
-Lo fue, ha estado muchos siglos en constante amnesia, sin poder ayudar como ella mismo dice a sus parejas de amores eternos, inmortales y únicos...
-Ella hace eso?
-Sí, en realidad remienda almas, las recompone, les da una segunda oportunidad para que aprendan a amar como debe ser, o para que puedan olvidar un amor que los destrozó, he de reconocer que esa mujer a veces no...
-No? Eso tampoco lo entiendo, eso que hace es bueno, por qué había de interferir el cielo y castigarla??
-Porque interfiere en sus designios naturales, la tejedora no le gusta ver algunas separaciones, se empeña en unir lo que el cielo ha separado...
-Ahh, sigo sin entender porqué se sienten mal, yo haría lo mismo, sabes por qué?-una sonrisa plena ilumina su cara-
Esa sonrisa hace tambalear a Yue, aunque ella no se acuerde, él sí, de cuando sonreía así, y él podía abrazarla, besarla, amarla...
Chronos ha sentido como Yue se ha tambaleado ante la sonrisa de ella, al igual que él, Perséfone los observa a ambos, siente el dolor de ambos...
-Otra cosa, y de qué se me acusa a mi exactamente? qué reglas se supone que he infligido?
-Se te acusa de haber infligido una de las principales reglas celestiales, te uniste a un ángel y a un demonio, aunque en realidad fue la misma persona.
-Me uní? Qué quieres decir con eso de qué me uní? y cómo la misma persona puede ser un ángel y un demonio?
-Amaste con el alma a un ángel, el más alto dignatario celestial, el máximo juez, que al infligir contigo las reglas impuestas por su nacimiento fue desterrado al infierno, y aún así, tú lo seguiste allí para estar con él, expulsándolo a él a un lugar de destierro donde fueron borrado todos sus recuerdos.
Parece una historia ajena a él, contada de esa forma, pero su corazón bombea con demasiada rapidez, le duele la espalda, sus alas se están volviendo negras...
-Yo hice eso? y por qué no estoy con él? si rompí todas las reglas y supuestamente lo salvé, por qué no estoy con él, y lo que es más importante por qué no lo recuerdo?
-Porque al ir a buscarlo al infierno, le entregaste tu vida y tu alma a su dueño, tan solo que la tejedora hizo trampas y te llevó con ella, salvó tu alma, y la guardó todos estos siglos en una lágrima, la lágrima que siempre lleva al cuello y que repara el dolor, esa eres en realidad tú ahora, porque ella para evitarte más dolor, borró los recuerdos sobre el juez en cuestión.
-Es un juez, como tú...acaso sabes quién es? si sigue buscándome? o él también murió?
-No, ya no te busca, se salvó, aunque debió volver a su lugar de nacimiento...hoy en día sigue haciendo su antiguo trabajo.
-Ah...ya veo, es triste todo lo que me cuentas-su media sonrisa destroza al juez que se dobla por el dolor-Qué te pasa? te duele algo?
Ella da unos pasos adelante para sujetarlo, porque ha visto que algo invisible lo ha doblado de dolor parece, y al contactar con su cuerpo su mente de repente se ha vuelto caótica, miles de imágenes juntos la bombardean en un constante flash...
-Tú...-su cuerpo cae a tierra, tiembla, la cabeza le duele-
-Aléjate de mi escribiente!
-No pue...no pued...no puedoo...-su voz tiembla cada vez más-
Chronos aprieta la mandíbula ante la imagen, sus ojos empiezan a retroceder, y su tramposa amiga lo mira sonriendo, al fin el dios del tiempo está mostrando sentimientos.

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